Diario de León
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Cuando el PP perdió las elecciones en 2004, la marea del cambio se llevó la «seguridad» de ganar las elecciones y uno de los proyectos estrella de Aznar, la Ley de Calidad de la Educación que iba a arreglar el maltrecho sistema educativo español. No aprovechó el inicio de la segunda legislatura, con mayoría absoluta, la dejó para el final y nunca se aplicó. Siete años después, la situación educativa es peor y el ministro del ramo -que empezó bien y acabó como todos sus compañeros de Gobierno- anda inventando cambios que tampoco se van a aplicar. Al PSOE y a Zapatero les ha pasado lo que a Aznar. Les ha pillado el toro.

Todavía no hace mucho Zapatero comprometió una larga lista de proyectos legislativos y la mayoría de ellos -algunos relevantes y de interés general, otros innecesarios y faltos de consenso- se van a ir al departamento de objetos perdidos. Durante mucho tiempo, al igual que con la negación de la crisis económica. Zapatero aseguró que todos sus proyectos legislativos saldrían adelante. Tampoco acertó. De casi una treintena, muy pocos acabarán el trámite parlamentario. No hay tiempo. La vida parlamentaria se reanuda el 6 de septiembre y acaba el 26 del mismo mes, sólo hay tres semanas para sacar adelante lo que sea. El PSOE, sólo, no puede sacarlas adelante y los demás grupos políticos, sólo piensan en «lo único» las elecciones.

La Ley más importante de cada año, los Presupuestos, ni siquiera se elaborará. Ni hay apoyos ni tiempo. Se rematarán, posiblemente, la de negociación colectiva -un mal parche y otra ocasión perdida que saldrá como ley o como decreto ley- la de medidas para la agilización judicial -que limita derechos a los ciudadanos- o la relativa a la Inspección de la Seguridad Social. El Gobierno aprobará por decreto el nuevo régimen impositivo de sociedades, que luego deberá convalidar el Parlamento, pero probablemente no sea capaz de sacar adelante la ley de igualdad, la de la muerte digna -cuya redacción ofende a muchos- y la de transparencia, que hace más falta que el comer pero en la que nadie cree.

Son leyes para la galería, como la de Morosidad, que obligaba a pagar a 30 días y ha logrado que la Administración y algunas empresas lo hagan incluso ¡a 600! Si pagan. Tampoco saldrá adelante la nueva ley de Enjuiciamiento Criminal, polémica pero interesante, la de Servicios Profesionales, que ni se llegó a redactar, ni otras que pretendían dar nuevos derechos a los usuarios y favorecer la competencia. En todo caso, eso -y tal vez la derogación de otras leyes- queda para el nuevo Gobierno. Y acabar con la crisis, crear empleo, mejorar la educación, pagar y refinanciar la deuda, lograr el consenso autonómico, liquidar a ETA, recuperar la confianza... Pero eso nos lo prometerán todos. Hasta Rubalcaba.

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