Diario de León

HISTORIASDEL REINO

De embajadas autonómicas

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margarita torres
León

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Próximamente votaremos a nuestros nuevos diputados y senadores por León, cuyos nombres, en el caso del PSOE, ya se conocen mientras los del PP, salvo Congreso, esperan sanción de Génova. Ninguno de los que vaya, ya Alonso, Paco Fernández o Alfredo Prada tiene directamente la culpa de este modelo de gestión política que arrastra la economía española hasta ahogarla, pero sí pueden tener la responsabilidad de ayudar a cambiarlo para bien de quienes les votaremos, para mejorar un país al que, a partir del 20-N, pasarán a representar.

La crisis nos ha sumido en un proceso de reflexión necesario. De momento, se ha caminado a lo fácil: tocar sueldo de funcionarios y manejar pensionistas. La culpa, pese a quien pese, no la tiene toda ZP, que parece que le falta ser acusado de matar a Manolete, sino todos aquellos políticos con mando en plaza que cedieron a las absurdeces de las autonomías periféricas y a las notables imbecilidades del trepa de turno con idea luminosa. Hago esta reflexión inicial porque, revisando viejas notas, encontré una de comienzos de julio de este año. En ella, Manuel Pizarro soltaba una bonita perla: «el que quiera tener embajadas, que las tenga, pero que sepa que tendrá peores hospitales». Ha de ser cierto porque Cataluña, de momento, mantiene abiertas casi cincuenta y su consejero de Salud, Boi Ruiz, ha trasmitido ya la orden de cerrar los hospitales públicos cinco días, salvo las urgencias, para ahorrar. Y es que el tema de las autonomías y sus desmanes ha de tratarse esta legislatura con valentía, no a la gallega, con perdón de mis propios antepasados o de Rajoy, sino a la leonesa, aragonesa o a la castellana: con valor y decisión. Porque, ¿saben cuánto nos cuestan a Vd. y a mí las 188 «embajadas» autonómicas cada año? Más de 400 millones de euros, según los datos manejados por los analistas. Y eso sin contar coches oficiales, Visas, dietas, asesores…

Introduzcamos un nuevo elemento de debate: el Senado. Una cámara que pretende acabar como autonómica —17 taifas y dos ciudades—, cuyos gastos rondan los 50 millones de euros/año, de los cuales 300.000 se van para traducciones. Si copiásemos el modelo de Estados Unidos, por ejemplo, sus 50 estados suponen 100 senadores. Ello implicaría para el caso español 38 paisanos, 40 si quieren. Pero, ¿saben cuántos ocuparán poltrona a partir del 20-N? Pues 266.

Anuncian que Irlanda se prepara para presentar a sufragio popular la eliminación de su Senado. Propongo que aquí se haga otro tanto y, de paso, nos pregunten a los españoles si queremos seguir pagando a tanto chupóptero autonómico en el extranjero. 450 millones menos de gasto al año, recuerden, cuando vayan a pagar la hipoteca o les recorten el sueldo a los yayos.

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