Diario de León
León

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Ese hombre que hace ahora justo 25 años salió de una huelga de hambre a hombros se ha ganado a sus 70 otoños una legislatura más con la cuchara metida en el puchero público para paliar la indigencia de una vida dedicada a la política; que hasta da pena ver su declaración pública de bienes y envidia pensar en el testaferro.

Nunca, al margen de Los Morancos, dio para tanto una bata de guatiné. Ese esfuerzo de exponer la intimidad a la contemplación del prójimo, como si de repente apareciera en el sofá para chivar las respuestas del Un, dos, tres, y comparar las ofertas de Spar con los precios del ultramarinos de almacenes Benavides. El pionero de la escuela de impostores políticos que han hecho creer a la paisanada que son parte de ella.

Van 22 octubres ya desde aquel 1989 en el que héroe del pueblo, vencedor de mil batallas, adalid del leonesismo, rindió la espada de papel para uncirse al pesebre castellano y amortizar su alma. El sacrificio del matadero fue para Morano lo que la gesta de Tarifa para Guzmán. Con los periodistas acostados en la mesa de presidencia del salón de plenos y las maris a la puerta con el pote de verduras y los bocata de jamón, mientras bajo los bancos los trabajadores se rascaban la barriga para engañar al hambre como el que tiene tos y se rasca entre las piernas, ese hombre patentó la figura del salvapatrias en versión leonesa. La esencia del seductor se mantiene vigente, como se ha visto este jueves. Amparado por el escudo de compadreo con Rajoy, ha sellado su billete para el Senado, que es ese sitio en el que se exhibe a Fraga desde que, como observó Manuel Jabois, empezó a ser un antepasado de sí mismo.

Descreído como el replicante de Blade Runner que ha visto arder naves más allá de Orion, Morano se alza entre las ruinas en las que le ha querido enterrar Isabel Carrasco, para quien lealtad y sumisión son sinónimos. Una dentellada para la plenipotenciaria emperadora de todos los ejércitos del PP en León, que ya se imaginaba Manolo Blahnik arriba por Madrid, como Carrie Bradshaw por New York, con el bolso de Hermes en la mano del alcalde de Puebla de Lillo, que será diputado si Rajoy designa a Prada secretario de Estado. Perro no come perro. Ella mejor que nadie debería saber que hay castas que han heredado la fuerza de Martín Villa. Ese tercer polvo que todo el mundo quiere echar y nadie puede.

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