Diario de León
Publicado por
CÉSAR GAVELA
León

Creado:

Actualizado:

Dentro de un mes hará cien años que nació Álvaro Cunqueiro. El escritor era gallego, pero los leoneses bien podemos tenerlo por uno de los nuestros.

Porque León forma parte del noroeste, junto con Asturias, Galicia, Zamora y el norte portugués. Y de todas esas tierras, Cunqueiro es el escritor más grande. Junto con Miguel Torga. Tan grande el uno como el otro. Ambos del interior y ambos fascinados por el mar.

Leer a Cunqueiro es penetrar en el más encantado de los reinos. En su obra la Grecia clásica queda en las afueras de Meira, y en la Mariña de Lugo viven las canciones de Irlanda y los mitos bretones. Cunqueiro es la cultura, la cocina y la magia; la fuente, el medievo y el pan. El erotismo y los paisanos que le enseñaron a soñar. Luego él nos enseñó a todos a viajar por las palabras de otro modo. Fue muy feliz escribiendo, casi pobre y solitario, en su Mondoñedo natal. Y decía que su tiempo más duro fue cuando dirigió el Faro de Vigo , tarea que afrontó porque tenía que pagar las carreras de sus dos hijos.

Cunqueiro lo que quería era contemplar su país y luego volver a su cuarto a inventar personajes que siempre fueron mucho más reales que los de verdad. Además, jugó con los géneros y escribió libros sensacionales, heterodoxos. Libros llenos de libertad y de amor a Galicia, que era su modo de amar a la vida toda, a sus mujeres y hombres.

León tiene, en su fachada más atlántica, la del Bierzo, el ambiente, el paisaje y las personas del gran narrador. Que también fue poeta, dramaturgo y periodista. Ojalá algún día en León se honre a Cunqueiro y a Torga como se merecen.

Ambos tuvieron el infortunio de escribir su gran literatura en tiempos oscuros. Pero quienes escriben en los tiempos claros no por ello han sido capaces de superarles. La cima es muy alta; no hay nadie como Cunqueiro en Galicia ahora ni desde hace treinta años. Ni como Torga en Portugal. Son demasiado buenos. Cunqueiro es tan grande que creó y agotó un modo de narrar. Le sucedió como a Borges. No hay modo de mejorar el modelo, de evolucionar. Solo de caer en una humilde y anodina imitación. Y sufrir al constatarlo.

Por ello, los escritores del noroeste tienen que buscar otro decir; cada uno el suyo. Tienen que abandonar las nieblas del bosque y las solares «donas de corpo dourado». Resplandecen demasiado, ciegan. Cunqueiro es una voz irrepetible. El creador más sutil de un idioma hermoso, pleno y raigal, como es el gallego.

Su luz nos enriqueció a todos, y muy especialmente a quienes hemos nacido en el Bierzo, tierra de transición, donde se funden lo leonés y lo galaico. Y donde leíamos a Cunqueiro, en aquellos tiempos tristes, como quien bebía el más sabroso albariño, sorbos de la más cálida y dulce libertad.

tracking