Empresas patera

El juguete con más éxito para esta Navidad en León será la empresa patera. Cayucos que se van con el negocio a otra parte y dejan el hueco, como hará Pescapuerta para que desemboque Elmar en Vigo. Uno de los buques que en otro tiempo representaron el amago industrial en el que siempre ha vivido esta provincia. Doscientas personas más a la calle, suma y sigue, mientras el temporal de la crisis mantiene a la ciudadanía y los partidos políticos a cubierto, sin que nadie levante la voz, ni tome ya la calle, ni cuestione que bajo el amparo de esta coartada nos vamos a quedar como Los Monegros.

La persistencia ha convertido estas andanadas en costumbre. Recurrencias que saltan a las páginas de los periódicos cada cierto tiempo, como las derrotas de la Cultural, la deuda del Ayuntamiento, los arreglos del adoquinado en Ordoño o los niños sin escuela por las nevadas. Ere que Ere, cierre tras cierre, con la Junta como personaje de fondo de escena que siempre aparece para apagar la luz, para cumplir con la excusa de que no se puede hacer más. Mientras, media en Palencia para que no cierre una empresa de cafés solubles, paga para enchufar una vez más a Valladolid con Renault y utiliza a Madrigal Inversiones, la sociedad de las cajas de ahorro autonómicas, para mantener las apuestas empresariales que nunca coinciden en León. Y se olvida de cuando salió del accionariado de Elmar y la condenó a los brazos de su mayor competidora, que ahora remata la faena por fagocitación.

La falta de amparo, reforzada por la situación económica que explotan para su beneficio los mismos que la han creado, pilla a la provincia ya talluda en reconversiones. Crisis periódicas que han convencido a los ciudadanos de que la única solución pasa por el tratamiento con paliativos, con subvenciones que vuelan con las empresas patera, en lugar de apostar por la prevención. El reproche que Santa lanza a sus ex compañeros de la factoría en Los lunes al sol para recordarles cómo optaron por el dinero, por los despidos de los demás que al final fueron los de todos, antes que por el empleo. «Entonces, vendisteis el trabajo de vuestros hijos».

No quedará mucho en esta provincia para cuando llegue la siguiente generación. Los hijos de los trabajadores que se educan en la crisis. Los restos de un naufragio que empezó con un goteo de pateras.