La opinión del lector
El sueño triste y dolorido de una Navidad
Soñé hace muy poco el sueño de una Navidad triste y dolorida ¡Y era real! ¡Y es real! Con esto de la crisis, los hombres caminaban nerviosos por la vida, llevando unos, en un lado de la alforja, la ambición y la insolidaridad más extremas, y otros, la mayoría, en el lado opuesto de la misma alforja, el infortunio y la desesperanza.
En la alforja de la ambición y de la insolidaridad, «los afortunados» maldecían la situación presente que creían injusta. Como habían perdido algunos de los muchos privilegios, en vez de ahondar en la razón, ahondaban en la sinrazón, culpando de ello a los demás. Eran los otros los que frenaban sus intereses y mermaban sus bulas y, por tal motivo, ante el temor de un futuro incierto, atropellaban, con más fuerza aún, a los desprotegidos, mirándolos con desprecio y desdén. Así calmaban, en parte, su ambición, pero continuaban, sin embargo, engreídos aumentando el grado de podredumbre con halagos al poder y con favores al estilo del mayordomo sabio. Atentos al ruido del mundo, aprovechaban también las tecnologías ofreciendo informaciones tendenciosas, siempre a su favor, claro, siempre en aras de permanecer inviolables y de seguir incólumes. La expresión «Feliz Navidad» la repartían a diestro y siniestro con arrogante humildad farisaica. Y no queriendo mortificarse viendo en la televisión las desigualdades, calamidades y miserias, requerían al dueño en los sitios públicos, diciéndole: ¡quita eso!, cual si fueran dioses arbitrarios del único poder. Y al marchar repetían, contentos, mirando a todo el mundo: ¡Feliz Navidad!, ¡Feliz Navidad! En el sueño de esa noche, uno de los presentes, de la otra triste navidad, contestó: ¿Feliz Navidad?, no, señores, no: ¡mierda de navidad!
Sí. Porque en el otro lado de la alforja, ya no solo los de siempre, sino otra multitud nueva de personas, yacían sumidos en la sima profunda de la desigualdad, sin techo, sin comida, sin trabajo, sin amigos y sin familia, a punto de estallar como volcán incontrolable. Caminaban doloridos, rezagados, con el ánimo henchido de dolor y de rabia y sin apenas esperanza. Las noticias de la economía pintaban malas, la recuperación, tardía y lenta, y cada día un nuevo impuesto y una nueva merma de la dignidad los catapultaba al abismo del infortunio y de la desesperanza.
Cuando volví en mí, recapacitando, hallé una culpa compartida en los dos costales de las alforjas. Ambos estaban llenas de errores y de falta de cordura.
Los primeros nunca han querido saber nada de la Navidad. El mensaje de justicia y de amor, les ha resbalado día a día en el tiempo. El egoísmo los ha hecho insoportables y, a la vez, desconfiados y víctimas de sí mismos.
Los segundos —los que obraron como insensatos—, de ninguna manera están exentos de culpa. En momentos de abundancia, jamás pensaron que el hilo podría romperse y quedar en la otra orilla del desamparo por comportarse como verdaderos hijos pródigos.
Y de pronto me sumí en la reflexión de que el mensaje de la auténtica Navidad es un estado de la mente que no depende, ni mucho menos, del consumismo, de los bienes materiales, de la abundancia, de la fama, de la gloria... Es, desde luego, otra cosa muy distinta: es el Amor que contiene en sí todos los atributos de solidaridad, justicia, respeto, sensatez, progreso, unidad, verdad…
Algo, sin duda, tendrá que decirnos la Primera Navidad.
Unión de peñas taurinas
Desde la peña taurina de Badalona pedimos a todas las sedes taurinas de España que lleven a las sedes del PP y a los ayuntamientos la propuesta Cultural Taurina Nacional. Así todos los taurinos estaremos tranquilos como en Salamanca, que fue la primera que votó sí a Cultura Taurina Nacional. La segunda plaza fue Extremadura y la tercera Córdoba. La peña cultural taurina de Badalona queremos agradecer los apoyos recibidos y pedir más ayudas porque faltan 100.000 firmas para completar las 500.000 que hay entregar el 26 de marzo. Se puede firmar por Internet a través de la Federación de Cataluña y Federacta. En Cataluña todo empezó quitando a los niños a partir de 12 años y después los antitaurinos recogieron firmas para quitar la plaza Monumental. Por eso hay que seguir trabajando en favor de la Cultura Taurina Nacional.