Un suceso que debe hacer reflexionar

Un hombre muerto a palos en plena calle de Ponferrada, y casi a la luz del día, y además en una zona donde ya se habían registrado altercados de este tipo en ocasiones anteriores, aunque ninguno de tanta gravedad, es lo suficientemente importante como para que las autoridades políticas, policiales y hasta sociales se paren a reflexionar sobre el control de la vida nocturna de las ciudades.

Los hechos son claros. Al menos siete personas apalearon hasta matarlo a un dominicano de 37 años, al que venían persiguiendo desde la puerta de una discoteca a más de 300 metros donde cayó desplomado. Hechos así ponen en jaque todos los valores que se suponen en una sociedad que se llama civilizada.

El ocio nocturno está claro que existe y que, controlado, no perjudica a nadie. Ahí es donde deben actuar las autoridades, en ejercer ese control para que hechos tan lamentables como el de la madrugada pasada en Ponferrada no vuelvan a repetirse. Y ahí deben tener la colaboración de todos. La presencia policial en las zonas de copas no debe molestar a nadie, al contrario, debe verse con una forma de supervisar que todo transcurre con normalidad.

La colaboración ciudadana en esto es igual de importante, porque a todos implica el evitar que crímenes como el vivido ayer en la capital del Bierzo puedan volver a verse en cualquier otra calle de cualquier pueblo o ciudad de la provincia. Esa es la conclusión final a la que se debe llegar.

Sólo así se estará en condiciones de poder evitar otro suceso como el de Ponferrada. Ese debe ser el compromiso de todos. A todos compete la seguridad de las calles de las ciudades y pueblos, pero sobre todo a las autoridades que deben redoblar los esfuerzos para que esto no se produzca. Esa es la reflexión a la que todos están obligados a llegar. No se puede mirar para otro lado y pasar página.