Diario de León
León

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En ciudades como León hay tres plagas: las ratas, las palomas y los chopos. Y curiosamente tienen un tratamiento totalmente distinto aunque las molestias son más que evidentes y su reproducción se asemeja al viejo dicho de los conejos.

En el primero de los casos se ve como algo normal que se pongan en marcha periódicamente campañas de desratización con el uso de kilos y kilos de veneno para evitar su proliferación. Ayer inició el Ayuntamiento de León su campaña y durante las próximas semanas, sin que a nadie le sorprenda, se distribuirán en la ciudad nueve toneladas de veneno entre los vecinos a los hay que sumar otra importante cantidad que se enviará directamente a las redes de aguas residuales.

En la segunda de las plagas, la de las palomas, ahí empiezan las dudas. En muchas ciudades ya se han tomado medidas serias porque el problema no es sólo cuestión de manchones en las camisas y las ventanas sino que los estudios prueban que son transmisoras de todo tipo de enfermedades. Pero ahí empiezan los titubeos en las instituciones y cuando se aplican medidas para controlar su expansión se opta por hacerlo en silencio para no levantar suspicacias entre los amigos de lo natural. Sobre hasta qué punto las palomas llegan a ser una plaga pueden dar fe los que viven cerca de una fuente —de las de beber— de esas que aún permanecen manando las 24 horas durante los 365 días al año —las hay en León aunque pueda parecer increíble— y tienen la suerte de contar con alguien en su vecindario al que su amor a la naturaleza le empuja a depositar pienso por las aceras.

Y con la tercera plaga, la de los chopos, ahí sí que nadie se atreve por temor a que le linchen por su natura-cidio. El viernes por la tarde cayó sobre León la mayor nevada de los últimos meses y sólo la tormenta verpertina palió una situación realmente molesta. Las márgenes los ríos están muy abandonadas y el crecimiento de chopos se ha disparado y mucho en los últimos años.

En las ciudades tienen prioridad las personas y su bienestar y cada primavera llegan las molestias por esa proliferación anárquica de chopos que genera el abandono de los ríos. Dicen muchos expertos que las dichosas pelusas no producen alergia pero también es verdad que no suelen defender que el chopo sea la más importante especie autóctona a proteger.

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