Diario de León
Publicado por
carlos carnicero
León

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Agosto siempre ha sido un paréntesis de la vida cotidiana, incluso para los que no han podido desplazarse de su lugar de residencia a otro más idóneo para el descanso. Todo parece haber cambiado en nuestras vidas porque la crisis es una coraza que nos envuelve y nos condiciona en todas nuestras manifestaciones vitales.

El calor, en agosto, acelera la evaporación del agua y la condensación de las nubes. Se están cargando para el diluvio de septiembre. La vuelta al colegio será una pesadilla: subida monstruosa del IVA en el material escolar; encarecimiento de las matriculas universitarias; supresión de becas de comedor y cierre de guarderías. Ese es el escenario en el que comenzará el curso para las familias españolas.

Los funcionarios han vuelto a tener una reducción salarial con la supresión de la paga extraordinaria de Navidad. Sigue sin haber crédito para las familias y las empresas. No hay otros horizontes porque se ha demostrado que los recortes solo paralizan más la economía. Los políticos no tienen otra respuesta que la imposición de nuevos sacrificios sin horizontes de recuperación económica. Agosto ya no es un paréntesis; solo una espera para apretarnos más la vida. Y el parón de las vacaciones solo significa la soledad de esa angustia que lo envuelve todo.

Los datos hacen inevitable una explosión social que siempre sucede cuando las sociedades no encuentran salida. La desconfianza en los políticos y en las instituciones son la espoleta para que la calle reviente. Y mientras tanto, nuestros representantes han dejado de serlo porque ni siquiera gozan de autonomía para hacerse responsables de sus soluciones que les vienen impuestas por aquellos que no les duelen nuestros sacrificio.

Este año, agosto sólo carga las tormentas que se manifestarán con toda su furia en septiembre. Sólo hay que rogar para que sean pacíficas.

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