Una medida traumática que evita riesgos futuros

Las primeras conclusiones de los técnicos tras el incendio del Ayuntamiento de León ya están sobre la mesa y, como era de esperar, a la vista de cómo quedaron las plantas que ardieron como una tea el pasado viernes, día 10, no auguran un buen futuro para la plantas cuarta a séptima del consistorio de la calle Ordoño II.

Tanto es así que el Ayuntamiento ya tiene decidido derribarlas en su totalidad en la parte trasera del edificio, aquella que da a la calle San Agustín. Las llamas acabaron con la resistencia del armazón de hierro y ladrillo de esa zona, que ahora se hace necesario derruir. Sin duda se trata de una medida drástica, pero que a la vista de los informes técnicos se hace inevitable. Y eso es lo que debe hacer el Ayuntamiento, lo que le dicen los técnicos.

Cierto es que la decisión es dura, porque significa echar abajo parte de un edificio emblemático, pero lo que importa ahora es no correr riesgos innecesarios y, sobre todo, evitarlos en el futuro, algo que se logra con esta actuación. Están en juego la seguridad de los inmuebles del entorno. En este caso más que nunca debe seguirse al pie de la letra aquello de, más vale prevenir que lamentar.

Tiempo habrá para saber cómo volver al inicio, a lo que había antes. Pero éste debe ser el camino, seguir el consejo de los técnicos en todo y, sobre todo, evitar que se paralice la gestión municipal y la atención ciudadana, algo en lo que deben involucrarse y trabajar codo con codo el equipo de Gobierno y la oposición.