Diario de León
León

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Uno siempre pensó que a la universidad se va a follar y, cuando no juntas cuatro puntos en un mus, para estudiar un poco, pero tomárselo como una asignatura de libre erección parece demasiado. Una performance como la que este jueves se marcó un artista-bailarín-agitador cultural que decidió pasearse por el campus en pelotas, aunque con la precaución de ponerse un pasamontañas, unos guantes y unas botas negras, que como repiten las abuelas por donde más calor se pierde es por la cabeza y los pies.

El personaje entró al grito de «la masturbación salva vidas; es lo único que le queda por decir al Estado» y tuvo suerte de aterrizar en la Facultad de Filosofía y Letras, que si llega a caer en Derecho mandan la propuesta a Gallardón para que la incluya en la reforma de la ley del aborto. La cosa se calentó de repente, y el encendido activista engarzó las proclamas a ritmo de videoclip de Marilyn Manson: «El placer no es una industria», «tu cuerpo no es un objeto», «la identidad no se elige», «la felicidad no es un espacio publicitario», «la humanidad no es una muñeca hinchable». Una retahíla de consignas que las pilla Pablo Alborán con una guitarra y le sale una balada, pero que escupidas por un tipo en pelotas se vendieron con la etiqueta de «porno terrorismo». Una provocación para incluir en unas jornadas de «post-porno», que se presenta como la evolución de aquellas películas de «Fue a por trabajo y le comieron lo de abajo», pero con diálogos, subtítulos y directores finlandeses. Se juntan dos intelectuales y nunca se sabe lo profundo que se puede volver el tema.

El escándalo no hubiera pasado de la puerta del campus si no fuera por Internet. La ventana que ha abierto la Universidad de León al mundo, más allá de los grupos de I+D+i para los que ya no da dinero el Gobierno, la apuesta por el desarrollo de las facultades que niega la Junta, o las intrigas palaciegas de las castas del profesorado universitario. Mala imagen, según apuntan desde el rectorado para justificar la denuncia que han puesto contra los autores del vídeo, cuando lo que deberían es preparar un curso de verano, quitarle el pasamontañas al activista y abrir las aulas por la noche para que los alumnos hagan un poco de comunidad universitaria. «Amigos, amigas, follémonos al Estado», anima el artista para rematar su actuación. Pues si no queda otra...

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