Diario de León

DESDE MI PALOMAR por JOSÉ LUIS PRADA

La tierra de los niños envenenados

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León

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Hace unos días el XLSemanal publicaba un trabajo que me interesó sobremanera: La tierra de los niños envenenados . Según iba leyendo me encorajinaba y cuando acabé me sentí triste… más aún cuando pensé que lo que llevo diciendo desde hace tiempo no era ninguna tontería ni otra «paja mental de Prada» sino una triste realidad... Llevo defendiendo, desde hace más de 20 años, que la tierra hay que cuidarla y trabajarla y emplear en ella los adelantos de la técnica… en eso estamos de acuerdo… pero lo que no podemos, en aras a que produzca más y más, es emplear medios artificiales, es usar agroquímicos a «troche y moche» y semillas transgénicas… pensando solamente en producciones cada vez más rentables. Decía el artículo que en las regiones del norte de Argentina: Chaco, Santiago de Estero, en Santa Fe… las grandes multinacionales emplean cantidades ingentes de insecticidas, acaricidas, herbicidas, etc, etc… muchos de los cuales está prohibido usar en sus países de origen… pero que allí, en esas zonas de Argentina, los emplean a discreción fumigando de día y otras veces de noche para que los tratamientos pasen más desapercibidos.

El problema es que los casos de malformaciones y contaminaciones con agroquímicos es una constante en los niños… Si tenéis tiempo leed el artículo del XLSemanal del 6 de enero…

Yo entiendo al sufrido agricultor que ve que su trabajo no es valorado, que ve que en otros sectores: industria, minería, comercio… en cualquiera… no necesitan esforzarse tanto para vivir con cierta holgura… ante esa realidad, se deja llevar, como es allí en el caso de Argentina, de esas multinacionales que lo que quieren es producir barato a costa de quien sea y de lo que sea… y no dudan en emplear todos los medios para conseguirlo. Hasta ahora, aquella gente, pequeños agricultores, callaban… ¡qué remedio!... al igual que los habitantes de esas zonas ya que muchos tenían su puesto de trabajo en esas grandes empresas, pero ahora se están dando cuenta que esa solución no es buena para ellos y sus hijos y descendientes, ven que poco a poco se están «envenenando» y ya no callan… Lo triste es que encima tienen que ver y aguantar como sus reclamaciones se pierden en la infinita burocracia y se diluyen ante el poder de esas empresas que no quieren más que magros y suculentos dividendos para los accionistas… ¿no os suena esto con nuestros bancos?... Sí, hay muchos casos de parálisis, hidrocefalia, malformaciones, cáncer… Todo les da igual… «eso no se puede demostrar»… esas reclamaciones «carecen de fundamento», niegan los efectos tóxicos…pero… eso sí, piden el uso responsable… Me pregunto yo ¿el uso responsable de qué?... pues eso… piden el uso responsable de un veneno; así de claro… ¡sin subterfugios!...

Yo conocí a un empresario agrícola en Cataluña que cultivaba en régimen extensivo hortalizas, ¡no os imagináis los tratamiento que hacía!, increíble si no lo ves con tus propios ojos. Tenía que producir así para poder competir con productos que traían de Marruecos… ¡Ojo!... no penséis que en Marruecos o en China no hacen lo mismo o más… En China, como dato curioso, los agricultores producen para exportar pero ellos tienen su parcela aparte, trabajada como toda la vida hicieron, para su autoconsumo… ¿no nos dice esto algo?... pues eso… que estamos creyendo ahorrar y al final estamos envenenándonos. Ya sé que esto suena duro pero... hay que llamar a las cosas por su nombre…

Ya hemos visto y sufrido casos de contaminación de acuíferos en la Región Levantina y aquí más cercano en Benavente, hace unos años… Seguiremos sin hacer nada, no queremos darnos cuenta de que a la tierra a la que añades esos fertilizantes y pesticidas, al no poder recuperarse, cada vez necesita más y más, hasta que al final queda inerte... igual que las plagas cada vez se hacen más y más resistentes y cada vez necesitan más dosis para erradicarlas… De todo «eso» que se le añade a la tierra, la planta sólo absorbe un porcentaje, el resto va al subsuelo… de allí a los acuíferos y al final nos la beberemos nosotros… ¿no es un despropósito?, tanto adelanto, tantos estudios, tanta tecnología para, en último extremo, inducir a esa tierra a hacerla improductiva por tanto «alimento» de agroquímicos, mejor dicho… de agrotóxicos. Es increíble la banalidad y la ignorancia con que se despacha este tema… Todo el mundo se tapa los ojos o los oídos y la nariz y… como siempre… prima el tener que trabajar lo menos posible, para qué esforzarse si todo se arregla, nos dicen, con todos esos productos que son «inofensivos»...

Esa afirmación que es mentira, repetida una y mil veces, al final hace que la aceptemos como algo inevitable, pero no me cabe duda que es la quinta esencia de un egoísmo sin límites por parte de esas grandes empresas que no les importa nada ni nadie pero que inexcusablemente conduce a la autodestrucción de nuestro hábitat y de nosotros mismos…poca cosa… ¿no?... pues eso… a seguir… por desgracia es nuestro sino…

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