Diario de León
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Vuelve Javier Lasarte a la Junta con «absoluta normalidad», como ha avisado el portavoz del PP en la institución, De Santiago-Juárez, después de haber purgado aquel pecadillo del chiringuito solar. El negocio paralelo con el que el ex secretario territorial de la administración autonómica en León, junto con media docena de jefes de servicio y algún acólito más, sembró de licencias fotovoltaicas su huerto, el de los amigos y familia popular, para luego vendarlas a terceros; mientras al resto de los mortales, sin un contacto bueno, se les obligaba a pasar por ventanilla, cumplimentar impresos por triplicado y confiar en que no se acabasen las subvenciones. Vicios que coge uno cuando acumula años sentado en un despacho, sin otra encomienda específica que extender redes clientelares, con la tarjeta de presentación que ideó Tarantino para uno de sus mejores personajes en Pulp Fiction: Soy el señor Lobo, soluciono problemas. Lasarte, que hizo Medicina como excusa para tener autoridad pero no ejerce desde antes de que Fleming inventara la penicilina, convirtió su diálogo en un arma, convencido de que trabajar era abrir el despacho por la mañana, atender a los colegas, idear tramas para depurar a los desafectos y tener el teléfono abierto para cuando llamaran los jefes. Quién va a preferir pasar consulta, encima con menos sueldo. Ganó fama de necesario, estirado a una estatura política que crecía en cada conspiración interna, mientras gozaba del coto de Eras de Renueva desde la sombra, como número dos de la Junta en León, encargado de vigilar para Valladolid a los rebeldes de la colonia.

El escándalo de los huertos solares le pilló a Lasarte en medio de una escaramuza interna para medir espadas en Valladolid. Una broma entre compañeros del gabinete de Herrera para que al consejero Villanueva le picara el sol, que terminó con una purga aséptica como no se recuerda: se extirparon los miembros afectados, por medio de expedientes disciplinarios, y se protegieron los gánglios del sistema central. Ni un solo responsable superior se vio manchado, después de que el PP se blindara ante una posible comisión de investigación abortada por la mayoría absoluta de Herrera. Los depuestos se quedaron fuera con la sensación de que les castigaban por hacer aquello para lo cual los habían entrenado. Pero ahora Lasarte vuelve. Y sale el sol, como si nada.

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