Diario de León
León

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Le preguntaron a un presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero cómo institución incorrupta puede regalar todo el litoral de los valles leoneses que arruinó a una empresa de Madrid; murió la entrevista entre silencios y el despecho lleno de balbuceos. La hoja de ruta que trajo a los sicilianos rebosa de interrogantes, añadidos a los que superaron a aquel alcalde de León, que aún no acierta a dar con tres motivos para explicar la medalla que le regaló la ciudad al patriarca de esta infección de dudas, hambriento de dinero y gloria en vida. «Qué sé yo, si la concedió una corporación previa», dijo el edil para espantar la culpa como a las moscas. Todas las lagunas basculan en la Junta, en el avance hacia la prostitución del sistema garantista que cede a la parte la tarea consagrada al juez; la encomienda podría llevar encriptada la misión de hacer más por la expansión de la brucelosis que los jabalíes y los corzos, criaturas todas de Silván como los aviones de Ryanair. La bravuconada abre la responsabilidad pública a situaciones inverosímiles, que permiten igual que el United ponga los árbitros para la Champions; o los ex tesoreros de Génova los fiscales que radiografíen sus cuentas en Basilea. Con las llaves del catastro en manos de los sicilianos se acaba de abrir un proceso de involución del territorio. Un pequeño paso para la cuenta de meritorios de la consejería de Agricultura que lo es de gigante para la inacabada conversión de León en una plaza feudal. Sin recato. Hasta Pano, en sus momentos de gloria, tuvo más delicadeza a la hora de poner el cazo en el fuego de las adjudicaciones.

Oremos por las víctimas, familias que quedan expuestas a las orugas mientras se les inocula el veneno con las jeringuillas que adjudicó Clemente. No esperan rescate entre el silencio cómplice de los procuradores leoneses del PP en las cortes, comprensible por estar en el ajo; inquietante la indolencia de los socialistas, pese a contar con material fetén para que lleve López al interviú. Si el secretario de Rubalcaba está mustio, que actúe Tino, exigen los damnificados. Que apure, antes de que no le salpique otro interés informativo que saber en qué parte del coche iba cuando paró en la gasolinera. En vez de tantos folletines sobre sé lo que hicistéis en la gran manzana, un pulso con repercusión social. Empieza a partir de las obras completas de los carniceros de Carrasco.

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