Diario de León
León

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Vende Zapatero la casa de León antes de terminarla como si quisiera convertir en metáfora plástica su política, que esto del arte contemporáneo no hay quien lo entienda. Una obra a medias, como la llegada del AVE, como la León-Valladolid, como la supresión de los peajes, como la ley de desarrollo rural, como la Ciuden, como el socialismo asimétrico que intentó patentar y le estalló en las manos.

Un gesto más en el que inmortalizarse, después de que la mediocridad reinante en la ciudad le negara hasta el nombre de una calle. Una pose por la que ser recordado cuando la gente pasee por la carretera de Carbajal: «Mira, el chalet en el que no vivió el ex presidente, que ni eso pudo acabar». Zapatero se nos queda corto una vez más. Un fastidio para los leoneses que ya se veían acodados en la mesa del café, mientras relataban que Sonsoles sale a hacer la compra en chándal y zapatillas, qué poca clase; que él corre con dos escoltas a la vera del Bernesga, que los pagamos entre todos; y que las niñas, menudo escándalo, visten como si fueran a ver a Obama otra vez para explicarle lo que es un luto caló.

Todos reunidos en la plaza, las coplas aprendidas, las maquetas como escenario, las miserias cotidianas por saciar y, al final, nos sobrevuela de nuevo Mister Marshall.

Habrase visto, que ya no vale ni para dar que hablar, ahora que los que hablaban y han venido detrás no tienen nada que decir, ni saben cómo hacerlo. El adiós anticipado de Zapatero sigue una línea natural que empezó cuando le quitó una planta a los planos, para restarle audiencia a las tertulias de Intereconomía, y que termina con la venta del esqueleto de la casa antes de convertirla en un hogar: lo que esperaba de León hasta que confió su proyecto a los amigos sin entender que armarían la fiesta por su cuenta.

Un retiro en el que enclaustrarse en la biblioteca para leer a Borges e invitar a los viejos socialistas a la bodeguilla, como en aquellas tertulias de los noventa en las que convertían el sótano del bar La Estrella en la antesala de Ferraz. El edificio que empezó a levantarse con el Inteco, con la UME, con el dinero para el Palacio de Congresos, con la modernización de los regadíos, con la integración de Feve...

Con este León a medias en el que nunca llegaremos a ser tanto como cuando no éramos nadie.

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