La opinión del lector
Carta a don Juan Morano
La memoria de un hombre mayor es frágil y además es difícil recopilar los datos ordenados de una vida tan ajetreada como la suya, políticamente hablando, sin abusar de cierta parcialidad.
Cuando la política y la moral caminan de la mano es algo más fácil entenderse entre los hombres libres. Pero desligada una de la otra, asoma de inmediato el barullo, si no el atropello. Sucede esto siempre que se comienza por poner en litigio dos actitudes: la personal y la social. Es corriente para los políticos y también financieros utilizar el juego binario de ambas acciones entremezcladas, según convenga. Mucho más frecuente este juego en las personas de talante un poco liberal y conservador.
Aún se recuerda el Congreso Provincial del PP. Con una sola candidatura que salió a flote con la mayoría de los votos. Lo que motivó acallar otros ecos precongresuales e intentos de hacer surgir otra candidatura sin llegar a perfilarse. Pero ciertos resquemores quedaron chispeantes en el brasero hasta que una brisa ligera avivó las brasas y con qué fuerza.
Con el tema de los mineros y su mucha conciencia, el señor Morano cree que se debe a un grupo de esforzados leoneses pero con el voto y la obediencia, qué difícil ésta, ensombreció la dedicación que debe a todos los que le votaron y que ganan en número con creces a los anteriores y al partido que le dio tantas cosas: el sustento, la fama, y el trabajo.
La historia de la minería reciente es más larga que las batallas negras de ahora. Quizá le ayude a poner un poco de luz a su conciencia «clarísima». También en este problema se adelantó el fracaso del señor Zapatero, una faceta más, desdichada y oculta, entre las presencias y ausencias ugetistas de cada campaña, a excepción de la última, que dejó solo al señor Guerra, en Rodiezmo. Por aquellos polvos, llegan estos dolorosos y pegajosos lodos, que impregnan a otros.
Ni que decir tiene que sigo admirándole se coloque donde se coloque, señor Morano. Pero este problema viene de atrás, que no tuvo solución clara y transparente. Con todos los respetos sobran folletones de aclaraciones al menos con muchas dudas en la sombra. El pueblo no es tonto.
La vaca... se ha secado
La parafernalia montada hace más de 36 años con autonomías, diputaciones, ayuntamientos (8.500), entes públicos, etc. ha llegado a su fin. Hasta un niño de escuela sabe que si no llega, hay que apretarse el cinturón. Pero este montaje español no lo quieren desmontar. Hay tres gobiernos al mismo tiempo. Con sus gastos estratosféricos. Y con 6.000.000 de parados, los 16,5 millones de los que tienen la suerte de trabajar no pueden aguantar a tanto parásito disfrazado de político. Se hace urgente que el sentido común vuelva a España y que se reduzcan tantos políticos y entidades públicas.