La grave situación exige redoblar los esfuerzos

La crisis económica, cuya gravedad parece no tener fondo, la está sufriendo esa clase media a la que la situación va camino de llevarse por delante. Una clase media que es la que prima en León, una provincia donde los sectores que antes la sustentaban corren ahora riesgo serio de desaparición.

A la famosa burbuja inmobiliaria y sus graves efectos para la economía, León suma el deterioro de años de la agricultura y la ganadería y la crisis de un sector, el de la minería, que si nadie lo remedia está condenado a desaparecer. Por no hablar de la despoblación que, en los últimos años, se ha acentuado aún más en la provincia, con el casi vaciado de comarcas enteras.

Y es aquí donde se hace necesaria la intervención de las administraciones. Están, todas sin excepción, obligadas a garantizar el bienestar de los ciudadanos. Una ayuda que, en muchos casos, es ya de primera necesidad. El ejemplo de cómo deben actuar las instituciones lo da la Diputación, que redobla sus esfuerzos y duplica las ayudas de emergencia social, aquellas que son de primera necesidad para garantizar un modo de vida digno, al que todos los ciudadanos sin excepción tienen derecho.

Es cierto que el camino no pueden ser sólo las ayudas. Éstas deben venir acompañadas de programas de desarrollo pero mientras esas políticas dan sus frutos, la gravedad de la situación obliga a las administraciones a redoblar los esfuerzos, porque una sociedad con 30.000 personas ya en probreza crónica comienza a perder parte de su dignidad.