Diario de León
Publicado por
césar gavela
León

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La reforma administrativa del gobierno Rajoy es poco más que la nada. Pero una nada que tiene algo: infortunio para algunas zonas de España. Y ahí está el Bierzo en primera línea de naufragio. Digan lo que digan gentes ministeriales y sus emisarios en la provincia, al Bierzo le han robado un museo nacional. Uno de los muy pocos que no radican en Madrí . Nos lo han quitado desde el punto de vista jurídico, desde el punto de vista de la visibilidad, y ya veremos si esa embestida no viene seguida de otras de mucho mayor calado. De reducción de actividades, dineros y expectativas. De todo.

Primero desapareció el proyecto, un tanto quimérico es cierto, del AVE entre León y Monforte. Luego nos quitaron muchos trenes regionales. A la par, se está dejando al mundo de la minería en una posición todavía más precaria y no menos confusa y frustrada. En la que no debemos olvidar el siniestro papel de viejos tiburones carboníferos. Y ahora nos liquidan la Ciuden, una realidad que era la gran ilusión de muchos bercianos y demás leoneses, que se daban cuenta de lo importante que era para la comarca ser la sede de un museo de titularidad estatal. De contar con un instrumento tan notable para dinamizar la oferta turística y cultural de la comarca y la provincia, amén de ser lugar de investigación, universalismo y esperanza.

Sí, dicen que va a seguir todo igual, pero eso debe de ser una gran mentira porque, de entrada, la Ciuden como tal, se va al diablo. ¿Cómo va a ser lo mismo a partir de ese cambio tan severo? En cuanto a las actividades de esos edificios, pues ya se verá. Pero podemos temernos lo peor dado el nulo entusiasmo que inspira el proyecto en la acción gubernamental.

Los recortadores ministeriales son oscuros y gélidos. Y eso que su reforma administrativa se queda en muy poco porque ellos, sobre todo, buscan favorecer a sus militantes, parientes, amantes y donantes. Por eso no cambian nada sustancial. Y, para justificar que hacen algo, destruyen verdades y anegan sueños que alientan en la periferia.

Porque no es lo mismo eliminar una fundación innecesaria o redundante que radica en la capital del estado, donde poco afecta que supriman organismos, que cargarse la fuerza de un proyecto nacional que ya casi es lo único que tiene una comarca. En Madrid no pasa nada por eliminar algo. Pero donde no hay casi nada, quitar lo que hay o degradarlo —y eso se ha hecho— es entonar un canto fúnebre.

¿Qué se puede hacer? Muy poco ante la rigidez mefistofélica de este gobierno. Pero podemos decirlo y tomar nota. Y no renunciar a ese museo, a ese gran museo que es mucho más, que debería serlo. Pero Mariano Rajoy no quiere, quien sabe si porque fue una iniciativa de Zapatero.

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