Diario de León

CORNADA DE LOBO

¡Sin plástico, pliiis!

Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Tente sentao, compai, si no quiés caete de culo... y anota: en 1963 cada español consumía trescientos gramos de plástico al año (dos bolígrafos, una cajita, una jabonera, alguna bolsa, poco más)... hoy consume en ese mismo periodo de tiempo ¡¡¡ciento quince quilos!!!... son los datos oficiales que usan técnicos y administraciones.. porrón de plasticorro, quiyo, porrón de quilos que no se pueden reciclar jamás y se van al vertedero que es pudridero, hoya gigante... o montaña enorme con aves carroñeras y un ejércido de adultos y niños escarbando en la basura, mira Manila, Lima... los plásticos colman vertederos... o la mar océana que todo lo bate y lo mueve de aquí pallá causando con este indestructible material tanto estrago a la fauna marina, que algunos paises africanos, míseros per se, se han visto obligados a prohibir la fabricación, venta y cualquier uso de bolsas de plástico.

A ver, compai, multiplica los habitantes de esta ciudad menguante por esos ciento quince quilos de plástico... sale una burrada... nunca la hubieras imaginado... y así cada año... vaya, ¿y qué hacen con ello?, ¿dónde va?, ¿lo entierran, lo queman, lo archivan?, ¿y en cuántos sitios a la vez?... el gran dinosaurio de la era industrial-digital y del desarrollo bendito sólo entierra bien (?) el seis por ciento de sus gigantescos excrementos, el resto lo esparce por ahí y a veces, como los perros, lo disimula esparciendo algo de tierra por encima que no impedirá que siga sudando su ponzoña durante siglos.

Del plástico se abusa de forma aberrante, les parece barato, se desecha en el acto y hasta hay leyes que obligan a que desde una pila a un filete todo nos lo vendan forrado de plástico... y ese embalale rígido y güevón que llaman blister logra, además, que la cosa parezca a menudo diez veces más grande.... vas a la tienda por pegamento o unas pilas y te las venden encarceladas en plástico duro y cartón, plástico tieso y cabrón que se resiste tanto al romperlo, que siempre acaba uno con un arañazo en los dedos o un corte fatal en la mano... ¡mardito roedó!...

Resumen: la naturaleza no podrá engullir tanto plástico... y habrá que empezar a decir ya: ¡Sin plástico, pliiis!

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