Diario de León

HOJAS DE CHOPO

Ciudadanía y transparencia

Publicado por
ALFONSO GARCÍA
León

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Ha pasado un mes desde la comparecencia del señor Presidente del Gobierno en sede parlamentaria. Sin entrar en la valoración y en su calentamiento previo, la única sensación que me asaltó, después de finalizada, fue de vergüenza. Profunda y al menos doble vergüenza. Con las excepciones que la prudencia y la realidad exigen, las diversas bancadas, más bien manadas, hicieron gala de un mal gusto y una falta de educación que si a todo ciudadano han de exigirse, en el caso de los parlamentarios ha de ser, sencillamente, ejemplarizante. ¿Qué hubiese sucedido si el griterío, el mamporreo, las voces fuera de tono, el comportamiento maleducado hubiese tenido lugar, por ejemplo, en un aula de primaria o secundaria de cualquier centro educativo? Unos y otros se echaban la mierda encima, y ya sabemos todos dónde acaba alojándose, en los de abajo. Queda para esta primera vergüenza la reflexión de un proverbio afridi: «Si mi maíz no da fruto, que por lo menos sus tallos sean tan altos como los de mi rival».

Segunda vergüenza en forma de pregunta. ¿Por qué todos, o casi recurren al socorrido concepto de «ciudadanía» como soporte de lo que defienden, tan alejados como están de la que dicen representar? Seguramente la presencia de la ciudadanía en la ley de transparencia tendría mucho que decir. ¿O esto no es cosa de todos? Algunas de estas preguntas se hacen en la calle. Sirvan de ejemplo: ¿Cómo es posible que algunos organismos que han de velar por la transparencia estén nombrados por los poderes políticos? ¿Cómo nadie puede creer en el Tribunal de Cuentas tan dependiente de quien los nombra como retiro provechoso y dorado? ¿Cómo se alude al apoyo o no de la Federación de Municipios y Provincias de España si sus componentes tienen los mismos criterios? ¿No arriman los Presidentes de las Cámaras la sardina a la boca de quienes los convierten en tales? ¿En qué medida están politizados los órganos judiciales? ¿Puede alguien explicar qué es lo que queda fuera de los tentáculos movidos según los antojos del poder?... ¿Se puede hablar de transparencia?

A hablar de transparencia fueron, en definitiva, aquel día al Parlamento. Señorías: su ciudadanía quiere que se devuelva lo robado y paguen por sus delitos. Con otras medidas y buena gestión las cosas irían un poco menos mal. Eso es lo que la ciudadanía les ha encomendado. Mayor preocupación, real, por los de abajo, no tanto por sus intríngulis. La democracia se defiende liberándola de corruptos y corruptores. Y saber que el gran peligro es un Estado que se identifique con un Partido. Para temblar. De ahí la necesidad urgente de una reforma política que acuda al concepto de poda profunda como primer paso.

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