Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Todo atardecer de otoño invita a volver pronto a casa y guarecerse... a las ocho ya es noche loba... y a las diez, en la cama estés, como se decía cuando el sol y las gallinas gobernaban los relojes.

La otoñada pide guarida.

Apetece en este tiempo rincón cálido y confortable de salón, una lámpara junto a la butaca y un libro entre las manos... y apaga esa tele, rapaz, ponte a hacer deberes o a inventar monstruos de plastilina, pero ruidos, los precisos, y si quieres algo de música, espléndido, hoy puedes elegir entre Bach, Enia o Alí Farka Touré... lo demás o lo que gustes te lo chutas con cascos.

Y te pones a leer.

Te gustaría enfrascarte, que la lectura te atrapara colocándote a ti mismo en la historia para escapar de tus rutinas, tan escasas de emoción. Es lo que se busca en un libro, emocionarse.

Pero suena la puerta, llega la jefa, tu mando natural, viene derrotada, deja las cosas, tira el abrigo en una silla, te da un beso que sabe a póliza y, acto seguido, desparrama en el sofá toda su fatiga, muy a la larga, coge el mando... y otra vez la tele se pone a pregonar.

Te resignas, pero no entiendes que alguien pueda relajarse entre ruidos, música alta o esas grescas tertuliantes que exigen graznidos de corneja.

En fin, al cuerno Bach, ahora vocean en tu tele el paro general, un ministro teniente general, rubalcalcabas coroneles sin mando en plaza, aznares desplazados a la sala de banderas, una troika de sargentas tetudas y furiosas y, cómo no, la hija de la Pantoja que no se metió a monja y se nos quedó preñada.

Y ahora eres tú quien ha de ponerse cascos, Bach ahí dentro, te aislas, vuelves a tu libro que te llegó hoy en el correo, Nueva visión de Poesía y Derecho , de Isidoro Álvarez Sacristán, al que ya conoces, juez que fue y poeta que no deja de serlo, frecuenta la tribuna de este periódico con juicio ponderado y en ese libro construye un erudito arpegio con todos los reflejos que lo jurídico dejó en la poesía de ciento diez autores que él ha ido revisitando... están todos... la amenidad te lleva... y si levantases la vista para fisgar la tele, volverás a esconderte en ellas espantado.

Anda, lee... porque anochece.

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