León, capital mundial del órgano

Terminado el XXX Festival Internacional de Órgano Catedral de León, centrado —como era de esperar— en el nuevo órgano Klais 2013, llega la hora del análisis y la reflexión. En primer lugar, acerca de la respuesta del público leonés ante tan magno acontecimiento, es preciso afirmar que ha sido óptima. Los leoneses —y muchos visitantes— han acudido, a cada cita en la Catedral, guardando largas colas, con el deseo y la ilusión de ver y escuchar al nuevo y noble inquilino, que ha cobrado ya carta de naturaleza en el marco más grandioso de la ciudad, y han salido sorprendidos y extasiados ante la belleza acústica y auditiva, ante las infinitas posibilidades sonoras de este instrumento, único en el mundo, en palabras de uno de los organistas participantes de fama internacional. Ha sido interesante observar cómo todos esos organistas, al final de cada concierto y ante los aplausos del público, señalaban insistentemente al nuevo órgano.

Pues bien, esos leoneses y visitantes han de ser los mejores divulgadores de cuanto han visto y oído; por eso, al final de cada concierto, se han acercado a la consola del órgano para filmarla y fotografiarla, para admirar de cerca su belleza y su enorme complejidad, sus 64 registros, sus cinco teclados con teclas revestidas de ébano, su pedalero de madera de roble. Y ¡qué decir de su majestuosa tubería, con sus 4.130 tubos que se alzan a ambos lados del coro! Ha sido un espectáculo único escuchar y sentir vibrar y deslizarse, sobre la piedra, las vidrieras y cada rincón de la Catedral, toda esa inagotable y bella sonoridad del nuevo órgano, ese variado conjunto de flautas e instrumentos de viento, como si de una gran orquesta se tratara.

Ante la grandiosidad de lo que se ha visto y oído, y sobre todo de lo que se ha sentido y vivido, es preciso afirmar que los asistentes han sido unos privilegiados y que han experimentado uno de los placeres más sublimes. Luz y sonido, presentes y unidos ya para siempre, en el marco incomparable de la Catedral, y pertenecientes al mundo del más elevado espíritu, son el medio idóneo para los leoneses y cuantos visitantes, cansados de los ajetreos de la vida, deseen recuperar la paz y la tranquilidad interiores. La Catedral, más aún ahora que antes, es el lugar idóneo para el recogimiento y la contemplación que tanto necesita nuestro mundo. A este respecto, es bueno recordar lo que dice Fulcanelli, en El misterio de las catedrales, que la grandiosidad de la catedral gótica ha sobrepasado el ejercicio del culto, ya que ha sido «un santuario de la tradición, de la ciencia y el arte». Y en concreto, la Catedral de León se ha convertido en un santuario de la luz y el sonido, en un santuario mundial del órgano.

Así tenemos que sentirlo los leoneses y comprometernos a que así sea. Hemos de asumir la responsabilidad de que, a partir de ahora, León ha de convertirse en una capital mundial del órgano. Razones para ello no faltan; en primer lugar, la Catedral alberga uno de los mejores órganos de Europa y del mundo, pero León cuenta, además, con un órgano barroco en la iglesia de Santa Marina la Real. Y aún más, es preciso abrigar la esperanza de que el Cabildo Catedralicio acceda a la petición de ubicar el antiguo órgano romántico de la Catedral en la iglesia de San Marcos, como el lugar más idóneo de la ciudad, desde el punto de vista monumental, la acústica, el espacio disponible y el uso que se haría de él. Habría, pues, en León, tres centros diferentes e importantes, con un órgano barroco, uno romántico y el gran órgano moderno Klais, para la concentración de las diversas actividades relacionadas con el órgano, como requiere una ciudad mundial del órgano.

Con ello, León se convertiría en un lugar de encuentro de los profesionales y amantes del órgano, y además, sería un reclamo turístico y cultural de primera consideración. Por tanto, las instituciones leonesas, con el Ayuntamiento y la Diputación a la cabeza, han de seguir apoyando este proyecto (que no ha hecho más que empezar), así como todas aquellas entidades patrocinadoras de los Festivales y del nuevo órgano, y en especial el Gobierno de España y la Junta de Castilla y León. Pero a quien corresponde diseñar, principalmente, el futuro del nuevo órgano, es —con todo derecho— a la asociación Amigos del Órgano Catedral de León y a la dirección de los Festivales, que ya están trabajando en ello, o mejor, continuando su tarea.

Ante este futuro prometedor para la ciudad de León, habría que llevar a cabo, cuanto antes, la creación de una página web del nuevo órgano, a la altura del gran acontecimiento histórico cultural (hoy inexistente). Asimismo, sería necesario, a corto plazo, llevar a cabo grabaciones con el nuevo órgano que se escucharían, de fondo, en determinados momentos en la Catedral. La luz de las vidrieras y el sonido del órgano serían un mayor atractivo para los visitantes de la Pulchra Leonina.

Con todo ello, la ciudad de León sumaría, a sus diversos reclamos históricos, culturales y turísticos, como son las tres joyas del arte románico, del gótico y el plateresco, el Camino de Santiago, la Semana Santa, la Legio VII Gemina, los museos, etc., sin olvidar el Barrio Húmedo y otros atractivos no menos importantes, otro reclamo de gran futuro: León, ciudad mundial del órgano. Es preciso «explotar», en el mejor sentido del término, esta nueva joya que alberga la Catedral de León. Sólo es preciso, en estos momentos, fe y voluntad en el proyecto de parte de los leoneses. ¡Que así sea!