La opinión del lector
Transparencia
o confusión
Los blindajes y prebendas que acompañan los ceses en la Jefatura del Gobierno nos admiran con novedosos gestos y palabras, a expensas de los emolumentos heredados y buenas compañías. De este modo acumulan iniciativas casi estériles que sirvan para comprender retrospectivamente que la labor realizada en sendos años de gobierno todo fue «opciones correctas con preferencia a las fáciles».
Imaginan los tales que el sabio pueblo no se enteraba quizá en el día a día de sus quehaceres poco afortunados, ahítos de ideología desmedida, nada conocedores del tiempo nuevo que vivimos envueltos en la herencia catastrófica que ahora intentan remediar con la pluma. Aparece de improviso un ex presidente ajeno con el fin de engatusarnos con algo que hubiera hecho mejor otro ex socialista español, pero nuestras cámaras no lograron conectar con la silueta de don Felipe. Otra prueba más de la deriva bicefálica que oculta el PSOE, puesta además de manifiesto al día siguiente con igual repetición de programa para sus afines leoneses e idéntica improbabilidad de aglutinación de partido pronosticada durante la reunión comercial con ayuda de los gestos y saludos fríos que se pudo apreciar entre el gentío reunido en el sótano regio remozado en tiempos del «gerente» Miguel Martínez y el señor Fernández que también faltaron al evento. No les parecen apropiados los «dilemas» póstumos de amigo frustrado.
Un dilema nada claro pues, para trasparencia ya tenemos a la Diputación, que se ha arrogado tan loable apodo nada convincente con la parafernalia mediática en sus manos. Para qué si no el flamante salón de recursos materiales y que ocupan media ala en Palacio. Zapatero que hizo tanto por poner a España de culo, vuelve ahora a memorizar sus aires de grandeza plasmados en el código legislativo, llevado en andas por la otra izquierda, solo no lo hubiera conseguido nunca.
Zapatero aprovecha su buena vida en hacer literatura barata cansado quizá de tanta historia inane. El autor del dilema no nos recuerda el cómo y la utilidad poco eficiente. Se espera un segundo volumen menos confuso, sin dilemas oscuros y con mayor claridad. Medios, espacios y tiempo regalados tiene. Alguien ha dicho que necesita más silencio que palabra inútil y zafia tan innecesarias como los euros engastados en rescatar del olvido a su abuelo y otros en virtud de una igualdad tan desigual como la utilizada en la exaltación de la mujer.