Diario de León
León

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Dime qué letra pequeña no has leído y te diré en qué te han timado. Quizá sea excesivo afirmar que hemos vuelto a la España del Lazarillo, pero a poco que te fijes descubres a personajes de La Colmena , que creías extinguidos. Hace días volví a ver Los que tocan el piano , aquella divertida película de 1968 sobre una banda de timadores, interpretada por Leblanc, Landa, Gómez Bur, Saza y Velasco. Qué grandes actores. Pero tal gremio sólo nos hace gracia en la pantalla. Leo en este periódico que han detenido en Albacete a dos jóvenes por remitir a un leonés 18 kilos de ladrillos, toma del frasco, en vez del motor que les había comprado. Pobre paisano. Y pobre cartero, tanto esfuerzo muscular para nada. El engañado tiene toda la vida para superar el chasco, indigna todavía más cuando la víctima es persona de la llamada tercera edad. Hace unos meses un amigo me expresaba su indignación porque a su padre le hubiesen vendido un producto muy caro que, era evidente, no necesita ni le queda vida para disfrutar. Fue una venta legítima pero perversa en lo que tenía de deslealtad. Le devolvieron el dinero. Engañar a una persona mayor es doble timo, lo cometa un vendedor, una caja de ahorros, un político con promesas que no tiene intención de cumplir o un pícaro callejero. A la madre de otro amigo le han robado la cartera. ¿Esperaban encontrar billetes de 500 euros? A la suegra de una amiga un desconocido intentó sustraerle el monedero mediante el sistema del abrazo. Hoy tenemos picaresca con y sin monóculo. Indigna más esta última, la que no proviene de las páginas de La Colmena sino de las de El gatopardo .

Lo importante es no timarte tú, ni darte gato por liebre. Cuesta, claro. Quién no se ha dado a sí mismo un tocomocho, o varios. Quién no se ha vendido un mapa falso del tesoro, o no se ha goleado en propia meta.

Pagas un motor y te mandan 18 kilos de ladrillos. Mecachis, para una obra que se estaba haciendo en este país y les roban la materia prima, así no hay manera de salir de la crisis. Hay que comprar sin recelo obsesivo pero con prudencia. ¿Un marido que sale rana cuenta como doble timo? No, señora, ya lo siento, pero debería. ¿Ha guardado usted el embalaje, conserva aún la garantía?

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