Diario de León
Publicado por
Luis Fernández Terrón. astorgaAmparo Fernández Valdés. Villaverde de Arcayos Paz Sánchez. león
León

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La insatisfacción

como dedo acusador

Aveces me pregunto si no estaremos creando una sociedad tan individualizada y competitiva, en la cual todo puede valer, que nos lleve a una insatisfacción tan profunda que muchos puedan utilizar como dedo acusador. Me refiero a esas y esos que tienen en su pensamiento ser los más listos, los más saludables, sin debilidades y que cuando les ocurre algo desagradable intentan buscar, por todos los medios, culpables. Ese dedo levantado por el egoísmo, la envidia y cómo no, el odio, que si no se baja inmediatamente, acaba deseando la destrucción de lo ajeno, sin darse cuenta de que la suya ya se había puesto en marcha mucho antes.

Una sociedad con ciertos sujetos poco o nada reflexivos que se creen superiores y hechos de materia imperecedera. Error tras error, insatisfacción tras insatisfacción y luego, dedo acusador. Lo más probable es que lo que les hace infelices sea haber perdido la facultad de saber que tenemos principio y final y en medio, alegrías, tristezas, riesgos accidentales o de contraer enfermedades... y eso no es culpa de nadie, somos como somos.

Una sociedad que fomente el contagio del individualismo, de que nada malo nos puede suceder, que hable de infinidad de derechos omitiendo intencionadamente los deberes y exageradamente competitiva, donde se piense más en pisar a los demás que en ayudarse, no puede llevarnos a cosas buenas. ¿Por qué no pensamos más en comprendernos, en apoyarnos unos a otros o en sacar lo mejor de nosotros mismos, sobre todo, en momentos difíciles?

Si eso ocurriera, nos llevaría a ser mejores personas, más justas y más felices.

No hay libertad

sin responsabilidad

La Biblia es el libro más leído y es el que nos debe guiar en la historia de la Humanidad, porque en ella se habla de todo lo habido y por haber, ocurrido y por ocurrir, de antes y de ahora en el progreso. Pues bien, trasladada a nuestros tiempos, en el caso de la muerte violenta de Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación, tiene fácil comprensión.

Todos los pueblos de Dios han quitado a sus jefes de en medio y Dios les ha reprochado, reprendido, castigado: —Necios, que os dejáis dominar por el mal, el odio, la prisa, el rencor, la falta de diálogo ¿a dónde queréis llegar? Y los hombres comprendieron que lo hicieron mal y Dios los perdonó y llenaron su corazón de calma, de perdón, de olvido, de conformidad, de paciencia, de borrón y cuenta nueva, de mirar hacia adelante, de caminar construyendo algo distinto, de poner los pies en la tierra y la cabeza en el cielo....

Y para los seguidores y detractores de ella o de alguien, tampoco es de extrañar cuando una persona está de jefe de un pueblo tiene que estar dentro de la historia, que sea querida y odiada, pues el bien y el mal siempre han caminado juntos. Pero no, esa no es la verdad dice Dios, el hambre no se apagará levantándose el hombre contra el hombre, sino contra sí mismo a ver qué puede mejorarse, encontrarse, descubrirse.

El planeta está ahí frenándonos, de un tirón lo destruye todo, y el mismo hombre con sus errores y percances se queda sin nada, un descuido, perdió muchas vidas, etcétera. Que estas letras nos ayuden a reflexionar, para quitar nervios y crear paz en el corazón de todos.

¿Quién escribe

cartas al director?

Aveces al leer el periódico me ha sorprendido gratamente la lectura de alguna carta al director, por su coherencia, por el conocimiento que muestra el autor sobre el tema. Y me he preguntado quién estará detrás de esas pequeñas piezas de texto. La primera imagen que siempre me viene a la cabeza es la de un profesor jubilado de pelo cano, con gafas de ver de cerca.

Hasta hoy no me había parado a pensar en la persona que tiene que leer todas las cartas que se mandan a un periódico y seleccionar las que se publicarán ese día. Me he puesto a pensar en esa persona desconocida, porque me veo en la tesitura de tener que escribir varias cartas al director como trabajo en el grado de Comunicación y me he dado cuenta de que a esta persona desconocida no sólo le llegan las cartas bien escritas y de tema interesante del profesor jubilado.

Yo, seguramente, nunca hubiera escrito una carta al director por propia iniciativa y me pregunto qué tipo de persona coge papel y bolígrafo, ahora teclado y ordenador, y escribe una carta a un periódico, ¿qué tipo de persona es? ¿Por qué lo hace? ¿Quién escribe cartas al director?

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