Diario de León

TRIBUNA

Alegría de la fe en san Agustín y el papa Francisco

Publicado por
P. Fernando Campo del Pozo.
León

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La fiesta de san Agustín, celebrada el día 28, nos invita a recordar a este santo Padre de la Iglesia, del IV, que sigue siendo actual como pastor, filósofo y teólogo con sus obras como las Confesiones y La Ciudad de Dios . Fue un buscador de la felicidad, además de la verdad, y nos enseña que la encontró en Dios. Es el santo Padre más citado y seguido en la Cristiandad. El papa Francisco lo ha tenido muy en cuenta en su primera encíclica Lumen fidei (Luz de la fe) del 5 de julio del 2013, en la que le menciona diez veces con nueve citas literales. En este magnífico texto se recoge también la riqueza teológica de J. Ratzinger que le dejó el esbozo de la encíclica para que lo completase como lo ha hecho con su temperamento comunicativo y cordial siguiendo a san Agustín para vivir la alegría de la fe.

El mismo papa Francisco reconoció que era un gran admirador y devoto de san Agustín en la misa de apertura del Capítulo General celebrado en Roma en agosto de 2013. El P. Bruno Silvestre, párroco de la parroquia pontificia de santa Ana en el Vaticano, afirmó que lo que más aproximaba a san Agustín y el papa Francisco era la dialéctica del anuncio de la Palabra de Dios. San Agustín, cuando hablaba a los fieles de Hipona, era sugestivo, inflamaba a los oyentes y encendía en ellos el deseo de una vida nueva. Eso lo está haciendo también el papa Francisco al invitar a los fieles a descubrir los grades valores de fe, como lo acaba de hacer en Corea del Sur, al canonizar a 123 mártires del siglo XVIII.

San Agustín nos invita a vivir la alegría de la fe con esperanza y caridad. Considera a la fe como un don de Dios que lleva a una vivencia del verdadero amor, algo que resalta también el papa Francisco en su encíclica Lumen fidei. Se ha de vivir la fe y el amor en la familia para la que sirve de modelo santa Mónica. Según san Agustín, «quienes poseen la fe, poseen por gracia». Añade: «quien te creó sin ti no te salvará sin ti». Ciertamente la fe, como capacidad para creer y entender, comienza siendo un don de Dios. La fe para que arraigue en nosotros tiene que tener como primera fuente a Dios. San Agustín concibe el acto de fe como una iluminación interior que justifica. Esto lo va a desarrollar Lucero, olvidando que la fe debe ir acompañada de obras para que sea verdadera, porque la fe sin obras está muerta. Siguen también a san Agustín dos grandes teólogos protestantes. Según K. Barth (1886-l968) la fe en su contenido y aspecto cognoscitivo es para vivir la realidad de la obra realizada por Dios en Cristo. Según R. Bulmann (1884-1976) mediante la fe, el hombre hace suyo el anuncio gratuito con que Dios notifica el mensaje de salvación a través de Cristo con su muerte y resurrección. Aunque insisten en lo subjetivo, reconocen la alegría de la fe, como encuentro interpersonal con Dios. Esto puede ayudar al reencuentro ecuménico de los cristianos. La fe según san Agustín no puede hallarse sin esperanza y caridad y así «el hombre fiel debe creer lo que no ve todavía, de modo que ame y espere su visión». Esto nos lleva a vivir las bienaventuranzas y a dar testimonio de nuestra fe con alegría como ha afirmado el papa Francisco siguiendo a san Agustín, cuyo mensaje es que hay que creer para entender y María concibió por la fe antes que con la respuesta al anuncio del Ángel. Según san Agustín y el papa Francisco, la fe se entiende también como tarea y respuesta. Sigue siendo un ideal y modelo para las comunidades cristianas el ejemplo de los primeros seguidores de Jesucristo que «tenían un alma sola y un solo corazón en Dios». Este es lema de la Regla de San Agustín.

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