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TRIBUNA

Martín Martínez, se fue la voz

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Con motivo de las conferencias organizadas en el Centenario del Palacio de Gaudí en Astorga, tuve el honor de presentar al primer conferenciante: Martín Martínez el 13 de Agosto. Poco hacía presagiar en aquel momento que la mala salud crónica de Martín se iba a cobrar tan pronto el tributo que todos debemos a la muerte. Sirvan estas palabras, rescatadas de aquel acto entrañable que sirvió también para homenajear al conferenciante como cariñosa despedida y reconocimiento a su persona y a su inmensa obra.

Desde el Centro Unesco de Castilla y León, que me honro en presidir, consideramos un honor poder patrocinar este ciclo de Conferencias de celebración del Centenario del Palacio de Gaudí. La Unesco es la organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura, y qué mayor acto cultural que celebrar cien años de este Palacio que tiene más de cuento de hadas que de realidad tangible. No menos cultural y honorífico es presentar a la persona que tengo a mi lado: Martín Martínez. Su trayectoria curricular es extensa, dilatada y casi inabarcable. Pero como aquí han venido a escucharle a él, me limitaré a señalar los hitos más importantes de su actividad cultural y luego daré una visión de memoria nostálgica y romántica del personaje que hoy nos hablará del Palacio que nos acoge.

Es muy difícil presentar a Martín, por dos motivos: por ser un personaje muy conocido en Astorga y por la cantidad de actividades que figuran en su currículum. Vamos a ello con la idea de ser breves, ya que a quien hay que escuchar es a él, y evitando la redundancia propia de estos actos. Cursó la primaria en su pueblo de Estébanez de la Calzada, luego Secundaria con tres años en el Seminario de Astorga y el Bachillerato en el Instituto Obispo Mérida. Estudios de Geografía e Historia en Valladolid y de Periodismo en la antigua Escuela de Madrid. Cronista oficial de la ciudad de Astorga desde 2006 a la actualidad; 30 años (de 1966 a 1996) vinculado a la cadena Cope de Astorga como redactor, redactor jefe de Programas y director de la misma, vinculándose siempre a cuanto movimiento cultural, revista o periódico había en Astorga. Además colaborando con Diario de León con dos seudónimos: Esteban Rozas si las crónicas eran culturales y Martín Calzada si eran deportivas. En La luz de Astorga era Caribú. Conferenciante sobre etnografía y folklore, medios de comunicación, historia y otros temas de actualidad, ponente en Congresos sobre el Camino de Santiago, el Císter, el Monacato, Comisario del Congreso sobre la Astorga Bimilenaria, pregonero de semanas de Trucha, del Carnaval o de Semana Santa en lugares tan distintos como Bilbao, La Bañeza, La Coruña, Valladolid, etc. Ha sido presidente largos años del Centro de Estudios Astorganos Marcelo Macías. Es autor de medio centenar de obras sobre los temas citados de etnografía, historia, cultura, literatura, desde 1972 a la actualidad.

Entre sus premios y distinciones destacan los periodísticos Pimiento de oro de Ponferrada (1972), Ciudad de Astorga (1974), Alubia de oro de La Bañeza (1978). Recibió de El Pensamiento Astorgano el premio a la Labor Cultural en 1977; en 1997 es investido Caballero de la Orden del Camino de Santiago; en mayo de 2005 es designado Astorgano de Honor.

Estudioso de Panero, Matías Alonso y otros astorganos ilustres, de la ciudad y sus pueblos, de la Vía de la Plata, del monacato, de las parroquias, de casi todo lo que es importante en esta ciudad que lleva la huella de Martín. Destacamos además los artículos de los martes en Diario de León y su tarea como profesor en Cursos de Verano de la Universidad de León.

Pero Martín para los habitantes de los pueblos comarcanos de Astorga era la Voz. En las gélidas noches rurales, acurrucados y solitarios en las cocinas de los pueblos la radio era la compañía en los momentos de reposo, y la radio era Martín. Como un poderoso Leviatán alzaba su voz en la misteriosa lejanía y se introducía en los hogares con su sonoridad familiar, con su solidaridad navideña, con su bonhomía y su sencillez. No le poníamos cara, no conocíamos a la persona, pero identificábamos sin dificultad su voz: «dijo Martín…» y casi era palabra de Dios. Era como un personaje familiar con autoridad y con respeto, con el sólo apoyo de su cálida voz.

La larga tradición cinéfila de Astorga también tiene entre sus precursores a Martín que desde Radio Popular de Astorga, junto al director de la Emisora, José María Álvarez resultaron decisivos en el proceso de captación de aficionados al cine allá por el año 1962. Igualmente ocurría con la música: se seleccionaban los éxitos del momento, pero también temas clásicos e intemporales que iniciaron la educación musical en el medio rural. Martín, en suma, ha marcado nuestro tiempo, ya que creemos con Jacques de Lacretelle que: «La radio marca los minutos de la vida; el diario, las horas; el libro, los días», y Martín es el Señor de la radío, del diario y del libro.

Esta fue la presentación de Martín Martínez del día 13 de Agosto en el Acto del Centenario. Hoy, huérfanos de su voz, al despedirlo con dolor, siento con el maestro que un tenue temor frío vibra a través de mis venas.

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