Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Todavía a estas alturas mucha gente de aquí se pregunta qué cosa navideña es ese ramo leonés que empieza a proliferar en adornos, casas, instituciones y, sobre todo, escaparates donde lanzan un guiño patrioterillo de identidad y diferencia, de la misma forma que todo escaparate vasco que no ponga un lauburu o una ikurriña entre el espumillón puede caer en sospecha de ser poco fervoroso con lo autóctono arriesgando clientela.

Lo curioso de ese ramo son las explicaciones que da la gente: que si es una tradición exclusiva de León, que si es era un adorno que ponían antaño todas las iglesias leonesas en Navidad, que si era una ofrenda que se hacía en la Misa de Gallo, que no tengo ni idea pero lo puso el tendero de al lado...

Lo cierto es que de este ramo no se tenía mayor idea hace treinta años, que es cuando alguien comenzó a sugerir que podría ser un distintivo propio de la Navidad cazurra. Tomó la idea de un artículo que había publicado Concha Casado en la revista de la Casa de León ilustrado con un dibujo que se convertiría en el único guión de este ramo uniformado que hoy se replica aquí y allá, cuando en realidad en aquellas pocas iglesias rurales donde pervivió este rito los ramos eran de las más diversas formas, velamen y ornato, generalmente humilde, pobre... no era sólo ese triangular lampadario de cirios que ahora inventan en todo tamaño y disparatada decoración, desde el jibarizado en llaveros hasta ese ramo faraónico y purpurino que plantaron en la plaza de Las Cortes como alarde de leonesidad de pandereta, homenaje a la horterez grandona e insulto a la cultura tradicional de la que robaron la idea degenerándola.

La escaleta de velas del ramo triangular siempre me pareció que tenía algo de candelabro hebraico, de religión o clan y que eso le haría funcionar en una tierra necesitada de señas propias, de mitos, de diferencias... y por lo que veo, así ha sido, se contagia, prolifera ese ramo de Navidad que se empeñan en creer o llamar leonés cuando iguales ramos y ritos los hubo en media España. Y si antes era desconocido, ahora lo hacen oficial. Es la clásica mentira de los nacionalismos de diseño.

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