EDITORIAL: Un precedente para empresas condenadas a la liquidación

Un grupo de siete trabajadores del grupo Petrabor —Marmolería Leonesa, entre otras— ha sido autorizado por el administrador concursal que gestiona la liquidación del grupo para utilizar una parte de las instalaciones industriales con el objetivo de mantener la actividad de la compañía, que se encuentra paralizada desde hace dos años. En su momento se había planteado por parte de los empleados la opción de gestionarla en régimen de cooperativa, aunque finalmente no se concretó la tentativa y la mayor parte de los integrantes de la plantilla están todavía a la espera de que el juez acabe de liquidar y puedan recurrir al Fogasa.

La histórica empresa leonesa tenía hace un año menos de un centenar de trabajadores, más los colocadores, que eran casi todos autónomos, pero desde 2010 se había visto sometida a tortuosos eres y procesos concursales. Los sindicatos dudan de la viabilidad de esta iniciativa, básicamente porque no contó con una adhesión mayoritaria de la plantilla, como hubiese sido su deseo, y porque no se alcanzó una solución bajo la fórmula más conveniente de constitución de una cooperativa. La empresa ya había dejado de atender algunos de sus principales pedidos y eso es lo que ocupa a los siete trabajadores que decidieron dar continuidad a la actividad.

Con todas las reservas por la situación de los ochenta empleados que no se sumaron a la iniciativa y que, agotado el paro, esperan la conclusión del proceso liquidador para buscar auxilio en el Fogasa, lo cierto es que esta tentativa, de la que no parecer haber precedentes próximos por lo que se refiere a la autorización por parte del administrador concursal, se plantea como posible vía de solución para las empresas que entran en liquidación, incluso alguna tan grande como la que viene al caso, y que pueden mantener una parte de su actividad dejando la gestión en manos de los trabajadores.