EL RINCÓN
Drama con autor
L a mala suerte se quedaría en menos si no contara con cómplices. Si alguien no le echa una mano negra, no siempre llevaría a cabo sus gestiones. Esta vez ha sido un joven el sorprendente y múltiple asesino. Tenía la vida por delante, pero prefirió llevarse por delante las vidas de muchos inocentes
Algunos fallos humanos se deben a que hay personas inhumanas que creen que para mejorar el mundo hay que disminuir el número de sus pobladores, pero no ha sido ese el móvil del copiloto que estrelló voluntariamente el avión. ¿Tenía alguno? ¿Estaba loco? Es pronto para descifrar esos enigmas y lo único que sabemos es que el mal existe y que hay gente que va «apestando la tierra»
El escalofriante suceso alpino nos tiene aturdidos a todos, empequeñece las cuestiones que nos preocupaban. Ahora nos parecen triviales, incluso frívolas, algunas cosas que antes considerábamos trascendentales, como el avance de Ciudadanos, que ha recibido 1.000 afiliados desde las elecciones de Andalucía. Ya conocemos que cuando un partido crece lo hace siempre a costa de otros, a los que deja partidos por el eje, pero el joven Albert Rivera pronto tendrá que repartir carnés de camisas viejas, para distinguirlos de los que están acudiendo en tropel para socorrer al vencedor. A la gente le gusta ganar hasta en los entrenamientos, como le pasaba a mi amigo Di Stéfano, quizá porque ganando se aprende. ¿Será posible aprender también de las más terribles desgracias que estaban enmascaradas hasta hacerse presentes de improviso? La solución no es conocer el horóscopo del piloto y del copiloto, en este tremendo caso. No la busquemos porque no hay solución. Los dioses no nos quieren, eso es todo. Llevan demostrándolo mucho tiempo. Aproximadamente desde el principio de los tiempos, pero cuando su desamor no nos afecta directamente y escoge a otros, respiramos más hondo. Esta vez no nos ha elegido.