Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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T oca poco a León el quinto centenario de santa Teresa en el que se andan, no hay huellas ni celebración ni subvención... en León no fundó nada, salvo que se entiendan por leonesas las tierras vallisoletanas, palentinas y salmantinas... esto ya estaba todo fundado por mozárabes y refundado por benedictinos franceses, así que no debió ver mayor resquicio o esperanza de encontrar hermanas aquí que quisieran ser pobres en tierra de monasterios señoriales y monjas «dueñas»... los caminos cazurros no venían en el mapa espiritual de aquella santa andariega que no paraba.

Pero hoy toca santa Teresa en Castilla y un tararí oficial lo recuerda a cada paso, surgen exposiciones, glosas, celebraciones y todo exalta la figura imponente de una mujer atravesada en un mundo eclesiástico masculino, poderoso y ostentoso al que objetaba y denunciaba vistiendo de estameña, yendo descalza, mendicando el alimento o mandando en sus conventos no comer carne jamás, profética alternativa vegetariana, mira tú... todo esto equivalía políticamente a los poverelli franciscani de tres siglos antes o a los descamisados de tres siglos después... era una insurrección lo suyo y le dieron pal pelo las jerarquías, la calumniaron, la llevaron a tribunales, la confinaron... provocó graves y eternos enfrentamientos entre carmelitas descalzos y calzados... en fín, un torbellino de mujer visionaria y conflictiva.

Pero con todo lo grande e intenso de la vida y obra de la santa avileña , lo primero que se me viene es el elogioso retrato metafórico que de ella nos hizo de críos un dominico algo gerundio: He ahí, hijos míos, a toda una mujer bragada de pelo en pecho . Coñó. Supongo que quería hacernos ver su brío varonil como quien dice «ella lleva los pantalones», pero se me quedó en cosa verdadera porque, inocente de mí, ¡qué iba a saber yo entonces de metáforas... o de que las bragas -pantalón abombachado hasta la pantorrilla como las bragas maragatas- eran una prenda exclusivamente masculina!... así que pensé que lo de «bragada» era lo propio de una mujer y nada nuevo sugería... pero al llegar al «pelo en el pecho» se me cuajaba la mística y el mito.

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