Animal sin remedio

Leo que Cataluña es la primera autonomía que prohíbe el circo con animales salvajes. Muy civilizado, pero habría que concretar qué entienden por tales, pues cada día surgen nuevas especies. Por ejemplo, el diputado Joan Tardà, de ERC, acaba de rugir: «Ni Dios, ni por supuesto Rajoy, pararán la independencia si la votan los catalanes». Una animalada, aunque la haya dicho un señor con bigote. Supongo que a la burguesía separatista se le habrá erizado el seny, menudo compañero de viaje a ninguna parte. El Parlament no quiere que Dumbo haga mortales sobre la punta de un alfiler, ni siquiera como autónomo, algo que aplaudimos, pero acepta los festejos patronales con toros, por entender que forman parte de su tradición. ¿Qué pasa, el toro de Osborne es del Madrid? Hay días en que dan más miedo los nuevos animales que los de toda la vida. En mis inicios profesionales entrevisté a un domador, cuyo circo había llegado a la ciudad (ya lo he contado en otras ocasiones, pero como escribo en Diario de León es lógico que me gusten las historias de domadores). Llevaba los rugidos en playback; a la vez que hacíamos la entrevista, los empleados estaban realizando las pruebas de megafonía. La pista rugía sola, mientras los leones dormían la siesta. Hasta el chasquido del látigo contra el suelo era un efecto especial. A fieras así de civilizadas las puedes reciclar y ponerlas a trabajar en las taquillas. En efecto, queda más salvaje don Joan. Posada, que es soriano, ironizó que no será necesario recurrir a la intervención divina para frenar a los independentistas.

El Ayuntamiento de Alicante tiene concejala de Protección Animal. Se ha hecho famosa porque pidió, antes de dedicarse a la política activa, bombardear a los asistentes a una corrida de toros o que las subvenciones se dieran para matar políticos. El alcalde ha definido sus peticiones de «poco edificantes», pero no le ha rogado que vuelva cuando esté domesticada. Ella ha pedido disculpas, qué menos.

Ningún partido tiene la exclusiva del sentido común, pero si pactas con un cocodrilo no te extrañes luego si sus modales son algo toscos. Hay animales que no tienen remedio. Tal el señor Tardà; lo suyo no se amansa con música. Ya nos gustaría.