Inexplicable bloqueo para la línea de Feve dentro de León

La precariedad que soporta la zona norte de la ciudad de León con las obras de Feve paralizadas genera una situación inexplicable e injustificable. Los meses y los años pasan sin que nadie ofrezca una aclaración sobre cuáles son los objetivos para volver a poner en marcha el trazado urbano de la vía y hace tiempo que parece inaceptable que se intente mirar hacia atrás para buscar una disculpa a este esperpento pagado, por cierto, con dinero público.

Una concentración ciudadana intentó sacar ayer del olvido la situación en la que se encuentra esta vía, y que únicamente sirve para alentar a quienes buscan objetivos oscuros, como la supresión definitiva de la línea férrea. El mayor enemigo que tiene el viejo Hullero en estos momentos es precisamente el paso del tiempo sin que nadie haga nada, porque la pérdida de viajeros que genera la actual precariedad se aventura como un posible cauce para intentar justificar que es inviable e innecesario su mantenimiento en un futuro.

Es verdad que detrás de este desaguisado está aquella obsesión vivida hace una década que buscaba la implantación de sistemas tranviarios en cada rincón de España. Hoy siguen vivas las secuelas de aquella etapa en forma de obras no concluidas, de facturas que asfixian a ayuntamientos, o incluso de tramitaciones que siguen muy vivas en las entidades fiscalizadoras o en los juzgados. Pero todo aquello no sirve de disculpa para que hoy se siga sin ofrecer una solución real, eficaz y creíble para salvar la línea de Feve. Los pueblos de la montaña leonesa necesitan esta forma de comunicación y sería una pérdida irreparable para la ciudad y en general para la provincia que se llegasen a cumplir esos presagios de un cierre definitivo de la línea. León debe exigir al Gobierno central que de una vez por todas cierre esa herida que supura en la parte norte de la ciudad.