Los grandes físicos
Sin hacerle un feo a las fans de Pedro Sánchez, para físico... Einstein. Acaban de demostrar su teoría de las ondas gravitatorias. Tal como anunció, el universo tiene politono. Y acaban de captarlo. Una vez escuchado, me ha sonado más a jugos gástricos que al tema central de La Guerra de las Galaxias. Ah, la física, ciencia del pueblo llano. A quien más y a quien menos, a todos nos han gritado desde un andamio: «¡Eso es un físico y lo demás son tonterías!». En cambio, la química siempre fue más clasista. Se tiene o no se tiene. El PSOE la quiere tener con Podemos, pero es como intentar que un pulpo se aparee con una piraña sólo porque los dos son de agua. Ayer las exigencias de Iglesias dejaron estupefactos a los socialistas. Las mimbres llevaban liendres. El portavoz socialista, Pedro Hernando, mostró en rueda de prensa su perplejidad por las peticiones de Iglesias: vicepresidencia del gobierno, ministerios, control del CIS, CNI, BOE... Y el referendo en Cataluña. «Pablo, no sabes dónde estás, y no sé en qué momento nos perdimos que el Rey le haya encargado formar Gobierno», ha declarado, con sorna impostada. Pero tales exigencias son coherentes con intenciones y convicciones que jamás han ocultado Nunca se han andado con relativismos.
La arrogancia de Pablo Iglesias va a conseguir que aquello tan feo de «El Estado soy yo», de Luis XIV, nos termine pareciendo una expresión de modestia. La izquierda somos nosotros, proclama con otras palabras. Pues quien comparta gobierno con tales compañeros de cama acabará durmiendo en el duro suelo. Y sin almohada.
Y gran físico tenía Laudino García, fallecido repentinamente en Tremor de Arriba. Fue durante casi tres décadas alcalde rojazo. Lució tripona, como de cinco sanchos en uno, hasta que se quedó hecho un pincel. Se le quería mucho. Peleón, simpático y líder rural. Tengo en mi memoria una fotografía, publicada por este periódico, en la que se le veía posando con un preservativo en la mano, junto al cartel de entrada a Igüeña, cuando su municipio ofertó a una marca de preservativos terrenos para ubicar en ellos una fábrica del producto. Perdió peso, pero nunca humanidad. Y esto ya, se ponga Einstein como se ponga, no era relativo.