Diario de León
Publicado por
LA LIEBRE ÁLVARO CABALLERO
León

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E chamos al fuego de la hoguera de San Juan lo que no queríamos, como nos habían enseñado los abuelos que debíamos hacer con los malos deseos, pero las cenizas nos devuelven a donde estábamos antes de que prendieran las llamas. Por una genialidad táctica, volvemos atrás en el tiempo. No ha pasado nada, salvo que ya todo es viejo, como cuando te levantas de resaca, aún con la ropa de ayer, y te das cuenta de que a partir de una edad no debes beber lo que no sabes pronunciar y que la cama amenaza con ponerse a dos patas, pero no por tu ardor sino porque no paran de saltar tus hijos encima. En un rapto de lucidez, de repente, entiendes que te encuentras como al principio, seis meses u ocho años después, qué más da. Da igual lo que hagas hoy. Sales sin mucha esperanza por lo que suceda a partir de mañana porque ya lo has visto. Estás casi seguro de que no vamos a pasar de octavos, otra vez. Pero al final, vas y votas.

La moviola de las elecciones generales nos pilla en la antesala del cruce con Italia en octavos de final de la Eurocopa para desafiar al catenaccio de los partidos políticos, que han perdido medio año entre egoísmos de estrellas egocéntricas, estrategias de concentración de mediocentros defensivos y mucha guerra sicológica de rueda de prensa estilo Mourinho. Todo con una filosofía clara: juego raso, patada a la ceja. Sobre el terreno, cuatro sistemas más parecidos de lo que quisieran en su concepción básica del poder, que es el resultadismo puro, y una constelación de satélites dispuestos a sacar rédito de sus minorías absolutas. Perfecto todo para abonarse al empate a cero, esperar un balón suelto en el último minuto con el que ratonear en el área y confiar en la tanda de penaltis.

Aquí en León sólo se les ha oído pedir la hora al árbitro. No sabemos ni a qué jugaran con las infraestructuras pendientes, ni cómo van a defender la supervivencia de las cuencas mineras, ni qué ataque emplearán para que ganen los agricultores y ganaderos cuando se enfrenten a la industria y los intermediarios.

Habrá que ir partido a partido. No hay rival pequeño. Quien juega ancho, juega profundo. Qué más da. Al final, nos volveremos meter gol en propia puerta.

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