Diario de León
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Años 1916-2016: Centenario literario

E ntre ambas fechas media un siglo, es decir, cien años llenos de acontecimientos histórico-sociales muy relevantes, como la Revolución Rusa de 1917, la Segunda Guerra Mundial, amén de otras guerras sucesivas y aún presentes. Tiempos convulsos que han sido puestos de manifiesto por los escritores y literatos en lengua española (castellana), pues son como pararrayos muy sensibles a los problemas de índole social.

Según información de Aemet, hubo alineación de planetas el día 21 de enero del presente año, visible por la mañana temprano. Puede que hubiera o no conjunción planetaria en el año 1916, pero lo cierto es que sí fue un año generoso en nacimientos de personas que, años más adelante, han ocupado un lugar preferente en el olimpo de nuestras letras, y con proyección universal.

Nos estamos refiriendo a los insignes escritores: Blas de Otero y Muñoz —nacido en Bilbao— Camilo José Cela Trulock —nacido en Iria Flavia (La Coruña)— y Antonio Buero Vallejo —nacido en Guadalajara—. Un vasco, un gallego y un manchego, hijos de esa «madre inmensa» que es España.

Todos escribieron —con luces y sombras y en renglones más o menos torcidos— los capítulos del libro de su vida que solo a ellos les pertenece. Es a otra escritura a la que nos referimos, es a la universal y atemporal, a su legado literario que no tiene fronteras y nos pertenece a todos los lectores.

Desde los distintos lugares de la geografía española, ya que fueron buenos conocedores de sus tierras y gentes, no tuvieron ningún empacho en escribir en la lengua oficial establecida. Los inconvenientes a la hora de publicar alguna de sus obras fueron solventados sin mayores algaradas a fin de que llegasen al público lector.

Hoy, en medio de tanta politización y, mientras los políticos dilucidan sobre el poder y gobierno de esta patria nuestra, hacemos una invitación a la lectura de las obras literarias de estos escritores, como: Ángel fieramente humano, Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero; La Colmena y La familia de Pascual Duarte , de Camilo José Cela; El tragaluz o Historia de una escalera , de Antonio Buero Vallejo. Seguramente que encontramos motivos de reflexión, a la vez que distracción y sosiego en lo que resta de época estival, así como a los escolares una preparación para el inicio del curso que ya comienza.

Los temas que tratan van desde lo más íntimo del ser humano («yo») a las preocupaciones sociales («nosotros»), en sus distintas manifestaciones genéricas, como la poesía, la novela o el teatro, pero con clara expresión artística y estética.

Estos escritores son fiel exponente de la literatura del siglo XX, con un eje común o hilo conductor que va desde lo existencial, pasando por lo social hasta la experimentación de nuevas formas literarias.

En sus obras, aparte de de la intensidad expresiva y estética, se aprecia —en un plano general y filosófico— la llamada a armonizar lo individual y lo colectivo, con el esfuerzo de superación para caminar hacia un mundo mejor, de paz, de justicia y de libertad.

Rindamos, por tanto, un homenaje a estos célebres escritores y a su legado literario, sin olvidar a nuestro don Miguel de Cervantes, como maestro indiscutible de nuestras letras, y cuyo cuarto centenario de su muerte también recordamos en este año.

Ramonita Pérez Álvarez. león

En Villamor de Órbigo

V illamor de Órbigo es una de las cinco aldeas que componen el Ayuntamiento de Santa Marina del Rey, en tierras leonesas. Uno de sus barrios es conocido con el bonito nombre de La Montaña; es el más septentrional de la localidad y, dicen, es un jardín… no sé yo si tanto. En el barrio de la Montaña existe un espacio público que conocemos como El Rincón —cuentan que en las primeras décadas del siglo pasado los titiriteros que recorrían los pueblos exhibiendo sus artes malabares para «malganarse» la vida, anunciaban a voz en grito sus funciones en Villamor «...que se celebrarán a las diez de la noche en el Rincón del señor Pedro», por ser uno de sus residentes un tal Pedro Rodríguez, por cierto, mi abuelo—.

Al grano. Dicho espacio público tiene forma rectangular y a excepción del lado por el que se accede, desde la carretera que atraviesa el pueblo, sus otros tres lados están cerrados por las fachadas de siete viviendas que alojan a otras tantas familias. En una de ellas, en el fondo para más ‘inri’, vive mi amigo Diego. Mi amigo Diego es un muchacho al que una minusvalía le tiene sujeto a su silla de ruedas con la que sale, entra, vuelve a salir, vuelve a entrar y así continuamente para hacer su vida. La suya que no es fácil. Pues bien, desde hace ya más de dos años (¡y los que te rondaré, morena!, me dicen cuando lo comento) el asfaltado de la superficie del Rincón de la Montaña está gravemente deteriorado. Su capa de cemento es inexistente en muchos de sus paños y los baches, socavones, hoyos, piedras sueltas, gravilla amontonada y otros impedimentos hacen que mi amigo Diego tenga que ir con sumo cuidado porque ya son varias las ocasiones en que su silla no rueda bien, se atasca, se atolla y vuelca o a punto está de volcar, con el correspondiente susto o caída. Tampoco es nada fácil para las personas residentes, la mayoría en edades más que avanzadas, andar por tales lugares.

También desde hace más de dos años han sido persistentes las quejas y los requerimientos a las autoridades locales, municipales, provinciales y autonómicas solicitando la toma de decisión para los arreglos oportunos que, pienso yo, tampoco han de ser tan costosos. Pues nada. Como quien oye llover. Vamos pues a denunciarlo públicamente para que nos sigan haciendo el mismo caso. Ninguno. Pero por lo menos que se sepa.

Pedro R. Ramos.

Villamor de Órbigo

Agradecimiento al operativo antiincendios

Q uiero hacer extensivo el agradecimiento al Cuerpo de Bomberos de León, al agente forestal, a la Guardia Civil de La Pola de Gordón, al helicóptero y a todo el Servicio de Extinción de Incendios de León. Agradecerles también su sensibilidad en el trato que demostraron hacia mi persona. Quiero aprovechar para valorar el trabajo que realizaron con tanto esmero.

Nada de esto se puede decir de los vecinos que habitan Nocedo de Gordón, ya que se quedaron mirando desde el camino de la Vega (a una distancia de 300 metros aproximadamente) y ninguno de ellos se desplazó hasta allí para ofrecer su colaboración.

Es una suerte poder contar en nuestra Comunidad con estos profesionales.

valeriano García Merino.

NOCEDO DE GORDÓN

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