Regalo eslóganes
El arte del eslogan consiste en condensar en unas pocas palabras un billete de lotería premiado. «Pero uno nunca sabe si está agraciado o no», me escribe Platón, «así que ahí te mando algunos para tu columna, sin citas ni preguntas, pero dedicados». Una leve afección, aliada con su hipocondría, lo mantiene alejado de la calle. Así que transcribo.
«León está por ver». Regalo este maravilloso eslogan al Patronato de Turismo de la República independiente del barrio de Santa Marina, con la condición de que si alguna vez se decide a realizar promociones conjuntas con el Patronato de Turismo Autónomo del barrio de San Mamés sus dos logos puedan lucir juntos en amistosa convivencia y plano de igualdad, sin ser uno más que otro ni el otro menos que el uno, que quedaría feo. Evítense en lo posible conflictos de intereses, cargos duplicados y presupuestos redundantes, así como la plantación de tendeteres o quioscos temporales en estaciones de metro.
«LExit». Sin acento en la letra «e», que con él es un portal educativo que fomenta la lectura digital, y con doble mayúscula para recordar la antigua matrícula de tráfico que distinguía a esta provincia. Tarde o temprano, este lema o abreviatura derivado del Brexit y del Grexit acabaría ocurriéndosele a algún leonesista y por eso, antes de legárselo a su corriente sociológica, lo he inscrito en el registro internacional de patentes de libre uso público. Pueden disponer de él a voluntad, hacer pegatinas, banderolas, anuncios e incluso campañas solicitando la salida de León de la comunidad autónoma o cualquier otra institución espuria pasada, presente o futura.
«La unión hace la juerga». Sería para compartir entre la muchachada que programa las alegres parrandas nocturnas de los jueves en el sacrosanto recinto de nuestra universidad, que después se derraman en cantos regionales y carreras de autos hasta las tantas de la madrugada por los barrios de los alrededores, y la logia secreta de empresarios locales seriamente preocupados por la ausencia de huelgas y manifestaciones desde la defenestración de la minería. Cualquiera de sus dos empleos lo consideraré lícito pero prohíbo terminantemente su aplicación, ni siquiera como chanza, a cualquier tipo de sindicato u organización de trabajadores, que estos son especie en peligro de extinción.