Diario de León

TRIBUNA

La hora de los audaces, no la de los listos

Publicado por
MARÍA JESÚS SOTo Directora de ANDBANK EN lEÓN Y DE Elinversorinquieto.es
León

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C on la llegada de 2017, se ha puesto en marcha, el año que será decisivo para el futuro de muchos países del mundo. La forma de gobernar de algunos de los nuevos dirigentes políticos, las citas electorales, la puesta en marcha del ‘brexit’ y el cambio en las políticas monetarias de algunos bancos centrales, suponen auténticos retos para el futuro económico, político y social. Independientemente de cómo se vayan desarrollando los acontecimientos, nada hará que el futuro sea un camino de rosas, como a la gran mayoría de los ciudadanos les gustaría.

 Los desafíos, tanto económicos como políticos o sociales, son de una enorme envergadura. La irrupción de las nuevas tecnologías, los populismos y las amenazas para las economías o mercados financieros, nos deben llevar a pensar que tendremos que poner a trabajar,  la mejor versión de nosotros mismos, para tener posibilidades de reconvertirnos con éxito, y de que las siguientes generaciones tengan un futuro esperanzador, que en ningún caso será fácil.

 Las palabras clave, para la autorreflexión, las encontramos en: reconversión profesional, regeneración política y social, recuperación de valores esenciales y trascendentes. El motor que debe impulsar los cambios, tanto individuales como colectivos, que nos sugiera la intensa reflexión, será sin lugar a dudas, la voluntad. Esta es la que mueve montañas, la que hace posible lo imposible, la que mantiene la esperanza y la ilusión vivas, la que depende única y exclusivamente de nosotros, la que nadie puede imponer o destruir, en fin, el arma más poderosa con la que cuenta el ser humano. No obstante, su alto nivel de exigencia y responsabilidad, la convierte en frágil, quebradiza y vulnerable, ese es el gran riesgo.

 Los ‘listos’, entendidos como buscavidas y cantamañanas, han pasado de ser héroes a emular, a corruptos en busca y captura. Que nadie piense que los nuevos tiempos van a extinguirlos, porque sabrán camuflarse, para seguir aprovechándose del sistema y de todo lo que tienen a su alrededor. Tengamos en cuenta que ese es su objetivo en la vida y eso es lo que los define. Tendremos que conformarnos con que se reduzcan en número, y que su lucro sea inferior a tiempo pasados.

 Para sacar adelante los retos de futuro, necesitamos muchas personas audaces e inteligentes que pongan por delante el interés general, frente al interés particular, casi siempre egoísta, aunque lícito y merecido, en muchas ocasiones. Estamos en tiempos de generosidad, en los que se necesitan personas con un grado de responsabilidad muy alto y con virtudes a prueba de cualquier desaliento o desfallecimiento. La responsabilidad no pasa sólo por cumplir con el deber, o más allá del mismo, sino en exigirlo por doquier. El ejército que se necesita, para conseguir ganar la guerra en la que estamos inmersos, debe ser lo más numeroso posible, de ahí que tengamos la obligación de exigir o animar, para que muchos se sumen a las filas de los audaces, saliendo de sus áreas de confort o de sus pesimismos egoístas, para trabajar con ahínco, haciendo cambios y adaptaciones en el presente, que nos lleven a tener un futuro.

 Este cambio social es, posiblemente, el reto más importante que tenemos. No olvidemos que somos el país del Lazarillo, ese pilluelo, que transita los caminos menos recomendados para conseguir lo que pretende. El fin no justifica los medios, nunca. Tal vez deberíamos escribir esta frase mil veces, cada vez que la ponemos en duda, o un millón de veces si la transgredimos. Tal vez con ello, al igual que parvularios, dejaríamos grabados en nuestros cerebros, determinadas conductas o comportamientos, que no se deben traicionar. Demasiados errores generalizados y extendidos, que han llevado detrás esa traición, nos han traído  muchas de las frustraciones presentes.

 Todo comienzo de año debe traernos la esperanza de que el ser humano, siendo capaz de lo mejor y lo peor, actúa correctamente, cuando está al borde del precipicio. Confiemos es que eso sucederá y trabajemos duramente para que así sea.

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