Diario de León

SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS ?ARTURO PEREIRA?

Pesimismo

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E l pesimismo ha sido causa de grandes desgracias para la humanidad. Cuando el hombre se siente desolado, abrumado, el sentimiento de soledad y rencor se cogen de la mano y crean un discurso de culpabilidad que necesariamente convierten en enemigo a alguien o algunos independientemente de su naturaleza o condición.

Un ejemplo claro de lo anterior es la biografía de Hitler. El sentimiento de dolor y abatimiento que le supuso la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, unido al pesimismo que reinaba en el país a consecuencia de la crisis económica consiguiente, generaron un foco de odio en su corazón que no conoció límites. Las consecuencias son conocidas por todos.

El pesimismo es tan natural como cualquier otro sentimiento humano, su singularidad es que mal gestionado nos lleva a la catástrofe. Sino que se lo digan a Judas, quien tras haber traicionado a Jesús entró en una desesperación sin remedio, o lo que es lo mismo, un sentimiento de estar condenado eternamente sin remisión que le llevó al suicidio. En definitiva, se volvió pesimista sobre la salvación de su alma.

Tal cual parásito, esta sensación de no ver las cosas con la suficiente alegría, se alimenta de nuestras desgracias. Desgracias que son propias de la vida. La muerte de seres queridos, la falta de trabajo o simplemente el no cumplimiento de las expectativas, alimentan al pesimismo cual tenia vampírica insaciable.

Un acérrimo racionalista afirmaría que el pesimismo es absurdo, pues no deja de ser una visión subjetiva de nuestra realidad, generalmente la más inmediata y la que más nos afecta a nosotros. En puridad esta afirmación es irrefutable. Pero también es irrefutable que es inevitable en las situaciones anteriormente enumeradas. Lo anormal sería no ser pesimista cuando no encuentras trabajo, por ejemplo.

No obstante, el pesimismo también es una fuente creadora. Prueba de ello es la obra de un gran pesimista y ser atormentado como pocos. Me refiero a Allan Poe. Su magnífica obra es un verdadero culto al pesimismo. Afirmo esto porque sus escritos no surgieron de un mero ejercicio intelectual, sino que lo son consecuencia de su atormentado espíritu que no le permitía descanso físico ni espiritual. Un horror que vivió y supo plasmar en lo que constituye una parte de la mejor literatura de este género.

En contrapartida el pesimismo absorbe la vitalidad, deprime y agobia. Las enfermedades mentales están llenas de pesimismo en muchos casos. El pesimista no cuenta chistes, no es capaz de ver el lado positivo de la vida. En muchas ocasiones el pesimista decide zanjar definitivamente sus problemas y concluye rompiendo el vínculo con la vida. Sólo por esto, si fuera posible, el pesimismo debiera estar prohibido. Pero, como tal radical solución no está en nuestras manos, solo nos resta gestionar el problema de la mejor manera posible. Siempre hay un amigo que nos pone la mano en el hombro y nos dice la archiconocida frase de: «no es para tanto». Hombre, se agradece, pero lo general es que una vez comentado esto con un tercero aparece la también consabida frase de: «y en estos casos que vas a decir».

Sea como fuere, es difícil librarnos del pesimismo. A medida que avanzamos por la vida podemos observar como aquellos que conocimos hace muchos años han envejecido, perdido capacidades físicas e intelectuales. Es inevitable que pensemos acerca de las cicatrices que el paso del tiempo ha dejado en ellos.

Pero lo peor es cuando nos miramos al espejo y vemos la cruda realidad de como el tiempo nos ha tratado. Las conclusiones son demoledoras. En el caso de los hombres la falta de pelo y la tripilla son dos maldiciones que, casi me atrevo a decir que bíblicas, porque nos acompañan desde el inicio de los tiempos. ¡Cómo se agradece cuando un alma caritativa nos dice que estamos como siempre! Aunque sea mentira.

En fin, ante tanto pesimismo solo resta por afirmar que hay que combatirlo rodeado de amigos, entorno a buenas comidas y buenos vinos. Esto no es difícil en nuestra provincia dada la calidad de la materia prima y del paisanaje. Bueno, también debemos trabajar algo aunque solo sea para mantener activo el estropeado cuerpo y la debilitada mente.

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