Diario de León
León

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Para poner el epílogo a la primavera de las mil plagas, el mes de julio descorrió los visillos con la nieve bisbiseada en los altos y la condena de la piedra en el surco de los huertos, por si acaso había quedado algo por desgraciar. Nada puede salir ya peor, aunque en el estío que nos viene se anuncien por las regueras los tambores de guerra que se avivarán con más de un palazo entre vecinos por el turno y vez del agua. Mientras, arriba, donde las fuentes este año manan mudas, los gritos de los montañeses se arrebolan para exigir el final de su abandono a la suerte de las reglas de la naturaleza. Después de años y años en los que las administraciones públicas se conformaron con marcar líneas con el lápiz sobre el mapa para hacerse fotos lucidas, inventar sellos vacíos de contenido y publicitar planes inútiles diseñados por urbanitas de salón a más de 200 kilómetros de distancia, los paisanos que resisten en los pueblos de la montaña leonesa denuncian que la fórmula del desarrollo sostenible y la protección del medioambiente cojea cuando se censan cada año como nuevos vecinos en el territorio más osos que niños.

El gesto de Maraña con su petición para salir del Parque Regional de Picos de Europa, a la que se sumarán otros sin tardanza, resume el hastío en el que se encuentran los habitantes de la montaña constreñidos por las figuras de protección medioambiental, pero sin las ayuda compensatoria para favorecer su desarrollo. La inoperancia de la Junta, que en 2011 vació las ayudas y ahora quiere reponerlas con una propinina para acallar quejas, hace que los montañeses afronten la conservación como una rémora cuando debería ser una oportunidad. Con ratios de entre uno y cinco habitantes por kilómetro cuadrado, la inclusión en las zonas limitadas les ha restado la posibilidad de administrar sus recursos naturales como hacían de manera tradicional, cuando el cuidado y la limpieza del monte era responsabilidad de todo el pueblo, y les ha llenado de trabas. Las marcas apenas les han servido para que les incluyan de forma desganada en las guías, pero dentro de una estrategia de parque temático en el que sólo se abren los cuarterones de las casas turísticas en fechas señaladas y no se promueven las actividades tradicionales, ni complementarias, que tiren del desarrollo sostenible. Con este panorama, les queda como recurso constituirse como reservas indias.

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