Diario de León
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Que la situación económica de nuestra provincia, de nuestro querido León, no está atravesando sus mejores momentos, es algo que no se le escapa a casi nadie. Ante esto, cabe plantearse cómo se puede revertir una inercia que profundiza en las desigualdades sociales por medio del incremento paulatino del paro y de la sangría alarmante que supone la despoblación. Este último punto es quizás el más preocupante de todos, al menos a corto plazo. Sin gente no existe nada. Debemos darnos cuenta de esto, que parece de Perogrullo, y ponerle freno de inmediato. Tanto la capital leonesa, como Ponferrada han perdido población pese a la migración que las ha beneficiado a costa del mundo rural. Pero es en nuestros pueblos donde la situación se vuelve aún más preocupante. Se están quedando sin gente. Una provincia con 211 municipios y 1.232 entidades de población lleva varias décadas sufriendo un éxodo rural que ha sido especialmente dañino para las arcas de las instituciones locales y provinciales, y hasta para la propia Junta de Castilla y León. Si la gente se va de León, empezarán a pagar sus impuestos en el lugar en el que pasen a residir y eso hace que cada vez se puedan ofrecer menos servicios y de una peor calidad. Un peligroso efecto dominó que nos encamina hacia un porvenir desolador. 

Bien, una vez que tenemos los problemas encima de la mesa, ¿qué podemos hacer para cambiarlos? Intentar buscar soluciones es lo que me ha llevado a presentar mi persona y mi trabajo a un puesto de responsabilidad dentro del PSOE leonés. Está claro también que los socialistas, sin excepción de los leoneses, hemos pasado unos años políticamente poco productivos y bastante tormentosos. No podemos negar las divisiones internas que se han producido y que han llevado a muchos de los representantes institucionales que tenemos a lo largo y ancho de la geografía española y leonesa, a preocuparse demasiado por asuntos internos y orgánicos, en detrimento de su labor natural y obligada, que era gestionar (en su caso) y hacer oposición honesta y contundente cuando es necesario. Y con la citada inercia en claro descenso a la que nos han llevado las políticas del PP, esta obligación de hacer oposición real y constructiva se convierte en un imperativo inexcusable y urgente.

 Por todo ello, el PSOE debe cambiar su inercia interna para extender este cambio a la realidad provincial a medio plazo. Los socialistas leoneses debemos olvidarnos de las rencillas internas y de los amiguismos, para concentrarnos en dotar a los ciudadanos de los mejores servicios posibles. Sencillamente. Tras las primarias del domingo día 12 los tres compañeros que nos presentamos a encabezar el PSOE de León para este próximo ciclo debemos trabajar codo con codo y con el resto de socialistas leoneses para lograr darle la vuelta a la penosa realidad social que vivimos y que intentan endulzarnos con una recuperación económica que no lo es en tanto no llegue a todos los ciudadanos. Es el momento de que se deje de hablar de nosotros y que se vuelva a hablar de proyectos de futuro para nuestra provincia.

 Y cuáles deben ser las líneas generales en las que se asienten estos proyectos de futuro para León. Las bases son sencillas y escuetas. Apoyar el campo leonés (tanto la agricultura, como la ganadería), potenciar el sector agroalimentario, asegurar que en nuestras térmicas se siga quemando carbón autóctono, potenciar las nuevas tecnologías, la Universidad, el Incibe, la Ciuden, recuperar la importancia de la industria, de la I+D+i, mejorar y aumentar las infraestructuras de nuestra provincia, corregir los efectos producidos por los recortes en los servicios básicos propiciados por los diferentes gobiernos del PP en España, Castilla y León y también en León, facilitar la creación de puestos de trabajo con políticas fiscales atractivas, y buscar nuevos yacimientos de empleo, en especial en el medio rural, haciendo de él, un lugar digno para vivir y trabajar. Debemos prestar un cuidado especial a nuestros montes, de manera que nos permitirá ofrecerlos para su explotación y disfrute.

Conseguir un turismo real y sostenido para las distintas comarcas con las que contamos y que tienen tanto y tanto que mostrar a los visitantes. Esto debe ser una realidad, así como para la capital leonesa, como para la berciana, que pese a las iniciativas un tanto desbocadas planteadas por el PP, siguen sin saber muy bien qué tipo de turismo quieren. Necesitamos un turismo de calidad que repita sus visitas y sirva de embajador para atraer nuevos visitantes. Y si queremos un turismo de calidad debemos conseguirlo con servicios de calidad. Sólo con proyectos de futuro como estos evitaremos la despoblación y el éxodo de nuestros jóvenes.

Lo que tenemos claro, por evidente que parezca, es que debemos esforzarnos en ofrecer cambios a la sociedad. El PSOE debe liderar esos cambios en positivo, para lo que debe recuperar lo que nunca debió perder, unidad y capacidad de trabajo. Esos son los pilares con los que nuestra candidatura quiere construir el nuevo PSOE, a los que hay que sumar democracia, participación, humildad y decencia. De momento realizaremos una oposición dura pero justa, allí donde tengamos que hacerla, para en el futuro más próximo posible, ser alternativa real a un PP muy manchado por la corrupción.

Debemos recuperar todos los votos que se nos han ido hacia presuntas posiciones de izquierda y presuntas posiciones de centro, movidos por la indignación y el enfado que la crisis iba generando, y que se fueron a populismos de dudoso recorrido.

Así conseguiremos el objetivo de ganar futuras elecciones y cambiar esta inercia tan peligrosa y conformista en la que podemos instalarnos.

 Para eso, invito a todos los militantes a que apoyen nuestra opción, a sabiendas de que lo hacen por una candidatura llena de ilusión y fuerza, profundamente demócrata y decente.

El socialismo es y ha sido siempre más que una palabra.

Mantengámoslo vigente.

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