Diario de León
León

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A mi amigo Edgar le trajeron Sus Majestades de Oriente hace cuatro años un guaje rubio con los ojos claros como un cascabel que, al agitarse, pone música para que se no pierda los momentos clave de la vida. El chaval le salió superhéroe, como otros apuntan maneras de bombero al encender fuegos que apagar o electricistas que andan con los dedos en los enchufes. Licenciado en disfrazarse de Batman, Superman, Capitán America y Spiderman se metió en el papel hasta pedir cama en el Hospital para vencer a las leyes de la biología con una sonrisa, la fuerza del puño que corona el brazo izquierdo estirado al dormir, una camiseta arlequinada de futbolista en ciernes y el aliento contenido con el que sus padres piden un nuevo presente para 2018. Se lo van a traer los Reyes Magos, que censan domicilio durante los 365 días del año en la Sanidad pública, para que volvamos a creer en lo que merece de verdad la pena. Lo hemos puesto todos los amigos en la carta. No pueden fallarnos. Somos testigos de que ha sido muy bueno.

La magia tiene situaciones ordinarias como la asistencia a un guaje que entra en el hospital cualquier día de la semana y cuyos padres hallan un clavo al que agarrarse con bata blanca. No tenemos ni idea de que los necesitamos a diario, ni se nos ocurre cuando andamos a lo nuestro, pero daríamos todo lo que tenemos porque se cumpliera el deseo que les pedimos cuando se ponen delante y el chaval, el padre, la madre, la mujer o el amigo queda detrás, tumbado en la camilla con el camisón desabrochado en la espalda. No nos acordamos si no nos toca, mientras, a la sombra de los arribistas de la política, se descuentan bajas y plazas de médicos que cubrir pese a que dejan centros de salud sin apenas atención una tarde entera, se ajustan las guardias para que los paisanos de los pueblos sólo se puedan poner malos un día a la semana entre las 10 y las 12, se cierran plantas porque no son necesarias aunque la lista de espera crece, se entrena a las enfermeras para que una sola rebase el récord de extracciones de sangre en una mañana y se afina la plantilla para que cuadren las cuentas por abajo. Recortes, justifican. Por mucho que la ley nos nombre como tales, en realidad es la Sanidad y la Educación lo que nos hace iguales.

El empeño lo sustenta el personal de Sanidad que cada día nos convence de que la magia más fuerte pasa por el ejercicio de la medicina con profesionalidad y dedicación. Esos son los Reyes Magos de Leo este año.

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