EDITORIAL | Unos impuestos actualizados para que sean justos

La capacidad fiscal de los ayuntamientos es muy limitada y en el más importante de los impuestos que gestionan deben ceñirse a unas tablas que establece el Gobierno. La llamada ‘contribución’, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) ha registrado con el inicio del año una alteración sustancial en varios ayuntamientos de la provincia. Pero vistos los datos se generan dudas porque no parece muy apropiado que aún existan municipios que se rigen por valores catastrales que proceden de la década de los noventa. Cada ciudadano está obligado a contribuir con sus impuestos para el mantenimiento de las administraciones públicas que tienen como primer fin fundamental el dar servicio a la ciudadanía. Pero parece evidente que esas tasas e impuestos deben ser lo más justas posibles, evitando desequilibrios entre personas o entre territorios, y buscando una objetivación máxima de la aportación de cada uno al conjunto del Estado.

Los ayuntamientos pequeños tienen problemas a la hora de realizar su labor porque sus medios son escasos. Pero parece fundamental, si se aspira a que puedan mantenerse a pesar del evidente descenso poblacional que padecen, el que estén bien gestionados, con actualización en todos los frentes que afectan a la gestión municipal.

La burbuja inmobiliaria generó efectos sobre los valores reales de los propiedades que han desfasado las tasaciones catastrales. Parece necesario que todas las instituciones hagan un esfuerzo para ponerse al día en sus cuentas propias y con respecto a los ciudadanos.