EDITORIAL | Una lección de la sociedad civil

La labor desinteresada de la sociedad civil es en numerosas ocasiones un ejemplo a seguir por los responsables de las administraciones públicas. Este es el caso de Promonumenta, una asociación que cumple un cuarto de siglo volcando todo el empeño de sus miembros en denunciar el estado del patrimonio histórico de la provincia, además de poner en marcha todo tipo de iniciativas para salvaguardar sus monumentos. Ya avanzado el siglo XXI, las autoridades deberían ser conscientes de que lo que no se mantiene jamás se recuperará pues son cientos los ejemplos de edificios de alto valor histórico que se han perdido por culpa de la dejadez institucional. Gracias a este colectivo se han salvado decenas de los monumentos más representativos de la provincia, bien porque no han dejado de denunciar su estado de ruina hasta que las administraciones se han implicado en su salvación, bien porque se han puesto manos a la obra sobre el terreno para rescatar y cuidar el patrimonio. Se trata de una dedicación impagable que merece el apoyo de toda la sociedad.