Diario de León
Publicado por
ALFONSO GARCÍA
León

Creado:

Actualizado:

Es curioso. Con frecuencia repetimos frases y estructura hechas que nos han llegado por tradición, por pura herencia histórica, incluso por alguna costumbre cuyo nacimiento desconocemos. Y las repetimos sin saber dónde está la verdadera raíz o cuál es la auténtica dimensión de su significado. Tal es el caso del uso, más bien escaso, es verdad, de esta copla que reproduzco y que sobre todo he oído repetir en no pocas ocasiones: «Si el rey de España tuviera/ cuatro como Barceló,/ Gibraltar fuera de España/ y de los ingleses no». El contexto en que se repetía es fácilmente adivinable. Pero si la curiosidad es siempre fuente de información, por qué no de sabiduría, la verdad es que nunca la había sentido, en este caso al menos. Pecado. Hasta que, de manera fortuita, entendí, a través de una lectura, qué realidad se esconde detrás de estos versos populares. Se trata del capitán Toni, que en Andalucía, por ejemplo, ha hecho pervivir la frase hecha que habla de logros al decir que «ni Barceló en la mar».

Antonio Barceló, que tal era el nombre del aludido capitán, nació en Palma de Mallorca el último día del año 1716. Cuando se cumplieron los trescientos años de su natalicio la ciudad le tributó un homenaje, razón por la que su figura salió de la sombra, ese lugar donde permanecen no pocos personajes del pasado histórico de nuestro país. Y Antonio Barceló lo fue. Desde niño soñó con embarcarse en el jabeque que su padre, Antonio, patroneaba y dedicaba al transporte de mercancías entre las Baleares y la Península, con el riesgo que en aquellos tiempos difíciles para la navegación suponían piratas y corsarios con sus frecuentes y violentos saqueos.

Lo cierto es que Antonio consiguió cumplir sus sueños. A partir de los dieciocho años, cuando murió su padre, se enfrentó a los piratas bereberes en las costas del levante español y comenzó a ser conocido en el mar por su coraje y valentía, fama que llegó a la corte y sus hazañas se hicieron legendarias, hasta el punto de que Carlos III le nombró teniente general de la Armada Española. «Con sus célebres jabeques —leo— formó parte de las expediciones contra Argel, foco de la piratería, y del bloqueo y asedio de Gibraltar. Su ingenio le llevó a inventar una lancha cañonera de remos y vela, para suplir la inferioridad artillera de la Real Armada».

Una verdadera leyenda, en definitiva, cuya vida explica algunas frases y coplas. No es poco. La lengua, la vida y el pueblo hacen posibles estos parentescos.

tracking