Diario de León

TRIBUNA

Cada día es más difícil ser ganadero de leche

Publicado por
José María álvarez Rodríguez portavoz nacional de la Organización de Productores de Leche de Vaca
León

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T odavía recuerdo las palabras que mi abuelo decía a mi padre: «Pronto, los pocos que quedéis en este sector ganaréis dinero». En aquellos momentos quedaban en España 150.000 ganaderos. Esas mismas palabras, se las decía mi padre a mi hermano, en esa ocasión, teníamos un cero menos que en el año 1990, estábamos en el año 2015, y la cifra había descendido a 15.000 ganaderías. Al final, aquí, nadie gana dinero. Rectifico, algunos sí lo ganan, y son todos menos los que ordeñan las vacas.

El IPC desde el año 1990 hasta 2017, subió el Instituto Nacional de Estadísticas un 117,2%. En los productos que venden los ganaderos, el IPC decreció, o en el mejor de los casos, se congeló. Esta semana salían publicadas facturas de leche de Lugo a 53 pesetas (0,32€/l); precios de enero de 1993. El precio medio para los ganaderos españoles en noviembre de 2017 fue de 0,324€/l. La venta de terneros mamones en la época de los 90, arrojaba unas cifras de entre 15.000 y 20.000 pesetas por ternero (90-120€/ternero); a día de hoy, estas cifras bajaron hasta los 30-90€ por ternero.

Como ejemplos de gasto, veamos que en 1998, un ganadero pagaba a la Seguridad Social 117€, y en 2017 248€ (un 212% de subida). En cuanto a la luz, pasamos de 160€ cada dos meses a 450€ cada mes en la misma granja, una subida del 563%. Estos ejemplos no son de los más escandalosos, facturas que demuestran el expolio y la miseria de este sector, díganme un solo sector en el que ocurra lo mismo. Los sectores ganaderos, esos que fabrican los alimentos, se están muriendo, se mueren para beneficio y riqueza de las grandes industrias, industrias transformadoras, grandes distribuidoras, en definitiva, todos menos los que ordeñan las vacas.

Las miserias de este sector, no solo son económicas, el maltrato psicológico cada vez es más palpable, somos los culpables de la desforestación, de que desaparezca la capa de ozono, de la contaminación de los acuíferos, también se dice que vendemos veneno disfrazado de blanco, y de multitud de disparates que tenemos que escuchar todos los días. Eso sí, nadie se apresura a defender nada; lo último es la contaminación con los abonos de nuestras vacas. Primero nos obligan a tener el suficiente número de hectáreas para tirarlos, cuando las tenemos y utilizamos el abono como fertilizante natural, nos dicen que hay que inyectarlo, porque ya no vale tirarlo. Tenemos que gastarnos cantidades ingentes de dinero, para al final, hacer lo mismo, abonar, pero, eso sí, el abono químico, lo podemos tirar como queramos. ¿No será que esto se puede hacer porque detrás hay grandes multinacionales?, ¿Ustedes de verdad creen que contamina más el abono natural que el químico?

En cuanto a la presión sanitaria, tanto el Estado como las comunidades autónomas, cada vez destinan menos dinero para subvencionar los seguros agrarios; imprescindibles, en un sector que está pendiente de cualquier decisión política en un tema sanitario, ya que se sacrifican ganaderías enteras sin saber si están o no afectadas. Nos obligan a sacrificarlas, aunque si están enfermas, somos nosotros los primeros en querer erradicar la enfermedad, el problema, que nadie nos lo asegura; y cada vez queriendo pagar menos para este menester. Señores, con este panorama, ¿quién es el suicida que quiere quedarse en este sector? No es difícil imaginar por qué acabamos el año con casi 1.000 ganaderos menos, ganaderos de los que fijan población al medio rural. Ahora nos damos cuenta, porque estamos acabando con nuestros pueblos y ya no hay remedio.

En mis 25 años de trabajo en este sector, no fui testigo del inicio desde la nada de ninguna ganadería, eso sí, desde el año 92 hasta hoy, vi cerrar 136.000 ganaderías, con familias incluidas que dejaron este sector, otras tantas lo hicieron de forma indirecta. Pronto veremos pueblos desiertos y granjas abandonadas, ¿a quién importa?, ¿ven a los que nos gobiernan preocupados? En absoluto.

Buenas palabras y nos tratan de callar con miserias, con subvenciones que airean a bombo y platillo, que nos dejan como parásitos ante la opinión pública, que no conoce estos entresijos y piensan que nos estamos haciendo de oro a su costa. Tampoco saben ni de dónde sale lo que comen, en algunos casos, se creen que nace en los supermercados.

Los dirigentes venden nuestro turismo, nuestra automoción, todo, menos lo que se pone en la mesa cada día: la comida. Algún día lo lamentaremos, algún día, cuando sea tarde.

Bueno amigos, aguantemos lo que podamos, nadie nos ayudará. Viendo lo que aquí reflejamos, a alguien se le tenía que caer la cara de vergüenza. Cuando os digan que tenéis que ser competitivos, les remitís a estos datos.

Nadie es capaz de aguantar lo que ha soportado, soporta y soportará la ganadería de leche de este país. El IPC de todos los que os rodean está al día, y pese a los datos, seguirán pidiéndoos que seáis más competitivos. Eso sí, mantened la cabeza alta, somos supervivientes de un desastre que esperemos que algún día, no muy tarde; alguien se digne a valorar, a promocionar y a colocar en el lugar que os merecéis, porque ¡sois la leche, amigos!

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