Qué invento
E l turismo de interior era una aberración cuando la gente veía que abrir la puerta para entrar sólo te llevaba a la casa del abuelo. No se iba de vacaciones, sino al pueblo, pero ahora cualquiera que se precie de moderno conoce dos o tres destinos perdidos en las que hay wifi, buenas vistas y un banco asomado al paisaje que aparece en las webs de tendencias. La solución para no gastar se vende ahora como fórmula para «mantener nuestro patrimonio y nuestros pueblos», como explicó esta semana en León la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien apostó por «la riqueza cultural y medioambiental» para «anclar población». Traicionado el sector primario, al que se mira con las sospechas de que nos acusen de paletos y se abandona a su suerte para que se pierdan los cupos, y descartada la estrategia que nos iba a hacer una provincia industrial, que para eso están de Izagre para abajo, el sector servicios se vende como única alternativa para pelear un futuro de supervivencia. No hay más salida que el desarrollo como reserva india para señoritos de fin de semana, puentes y fiestas de guardar que descubren que la vaca tiene una función anterior al tetrabrick como fuente primigenia del suministro de leche. Empezaremos por ahí y acabaremos por hacer quedadas de tractores tuneados con cachitas de gimnasio con gorra trepada a modo de campanario y neumática con chándal. Seremos una fuente inagotable para los cazadores de tendencias, que se constituirán en plataforma de influencers en el Páramo o en Los Oteros en coincidencia con la época de apareamiento de la avutarda.
Olvídate de Ibiza, renuncia a Benidorm, la capital del vicio está en Villademor.
La encomienda de la vicepresidenta para que que cumplamos el sueño de Paco Martínez Soria abona León para la proliferación de franquicias y negocios semi clandestinos que convierten pisos vacíos de las zonas céntricas en pateras para cruzar el fin de semana, mientras los vecinos abandonan el casco histórico para su explotación como parque temático. Como somos de natural agradecidos apuntamos las recomendaciones de Sáenz de Santamaría, que no dijo nada de la doble vía del AVE, la plataforma de Torneros o la Leon-Valladolid. Pero no vamos a usar la propaganda que nos dejó como reclamo:
«En León me curtí; con energía e ilusión se puede llegar a donde quieres; se puede ir al Húmedo y llegar a vicepresidenta». No iba a venir nadie.