EDITORIAL | Una historia para la educación inclusiva
La lucha de la familia de Adrián durante años es un ejemplo de lo que puede aportar una educación inclusiva para las personas con discapacidad o diversidad funcional. Ha sido una historia esforzada, de enfrentamiento con las administraciones, pero que ha permitido que el joven viva integrado en su familia y en su entorno de amigos y compañeros, y no recluido en un centro especial y alejado de los suyos, como han pretendido los estamentos oficiales con insistencia.
Las recomendaciones de la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad están aún lejos de cumplirse, y siguen cercenándose las posibilidades de aquellos cuyas familias no tienen los recursos o la tenacidad de la de Adrián. Incluir, no excluir, es el principio fundamental. Y utilizar los sistemas de enseñanza para desarrollar tanto las potencialidades de las personas como su sentido de la dignidad y la autoestima. El Instituto Vadinia de Cistierna es hoy testigo de cómo esta vocación integradora y educadora da frutos alentadores. Un ejemplo, familiar y escolar, a seguir.