Manadas y jaurías

Manada: «conjunto de ciertos animales de una misma especie que andan reunidos». Jauría: «conjunto de perros mandados por el perrero, que levantan la caza en una montería». Y también: «conjunto de quienes persiguen con saña a una persona o a un grupo». Lo dice la RAE.

Vivimos tiempos de manadas y jaurías, de perseguidores y perseguidos que se alternan en sus funciones mordedoras, de masas que se agitan cuando sienten el picotazo del agravio, de agrias luchas vividas en el anonimato; nada raro que esos dos términos anden aliñando titulares y discursos. Son tiempos fuertemente grupales en los que pleitos y pleiteadores se multiplican como las olas del mar y donde millones de seres que han visto sueltas las amarras que antaño anudaban sus nudos vitales precisan con urgencia una razón, un sentido, suelo sólido, una meta. Algo.

Esos rebaños universales pueden adquirir, al menos, dos formas: los hay que retroceden a épocas prerracionales y que, ante el temor de un futuro impredecible, deciden refugiarse en el cálido fango del salvajismo y borran de un plumazo el humanismo de cinco siglos, llamando a los pobres «carne humana» y metiendo a los niños en jaulas. Muchas fieras sobre dos patas sostienen a gobiernos que realizan tales prácticas, y esas muchedumbres silenciosas y bien vestidas infunden más miedo que los monos aulladores que las comandan, pero bastante más.

Otras reuniones de signo opuesto dan fe del poder positivo de la unión, suyas son causas como la igualación de derechos, el apoyo a los débiles, la lucha por el medio ambiente. Encontramos dignidad y cordura en ellas, sí... la mayor parte de las veces. Porque el poder disolvente y violento de la masa es inmenso, el abismo está muy cerca, y esta semana vimos la foto de una mujer que exhibía esta leyenda: «Violador muerto ya no viola más». Lo siento pero eso también es jauría, también es manada. Cuidado con el colmillo del saurio que sigue aguzado en cada uno de nosotros.

Luego hay causas y causas. Hay motivos que están de moda y otros que no. No he visto aquí manadas en contra de que a personas de cierta ideología les endosen cárcel preventiva y los alejen 600 kilómetros de sus familias. Por ejemplo.