El Etnográfico

Cada provincia, evidentemente, es una historia. Y León, una vez asumidos los muchísimos trenes económicos que ha perdido, tiene en el turismo una apreciable ventana de oportunidades, ya que nuestras tierras se hallan cuajadas de maravillas naturales y patrimoniales, sancionadas por la autoridad de la mejor tradición. Se cumple ahora el X aniversario de la apertura en Mansilla, hermosa localidad que mezcla con soltura cielo, sosiego y piedra, del Museo Etnográfico, un viaje en el tiempo articulado sobre un variopinto muestrario de objetos para todos los gustos. Edificante paseo por el mundo rural de antaño que recrea la cultura, el día a día y el modus vivendi de nuestros ancestros. Se trata en realidad de un monumento a un modo de ser y de existir que presenta, en sus exquisitas formas y hechuras, el más grato equilibrio entre contenido y continente, gracias a una serie de piezas sagradas de la memoria que componen, en su conjunto, una suerte de manifiesto histórico y sentimental referido al pueblo leonés. Genuino, didáctico y aleccionador, un auténtico cofre del tesoro.

Entre sus animadas paredes se recuperan las artes y los oficios del ayer gracias a una exposición de utensilios con muchas raíces, presentados a modo de desván de unos tiempos pasados y casi obsoletos. Sensaciones, visiones y aromas nos acercan a épocas rudas y épicas, que se prolongarían hasta prácticamente unas décadas atrás, dando forma a un mosaico de anhelos y nostalgias que provocan la mejor sonrisa en el corazón. El Museo Etnográfico de Mansilla, como no podía ser menos, se ha asentado como buque insignia de los rituales turísticos por la provincia. No en vano es una casa de las gentes volcada en revivir los oficios, usos y costumbres de muchos siglos, rebobinando el hilo de los tiempos gracias a la sucesión de estampas evocadoras que brillan con el aderezo del talento leonés. Los anclajes de la vida, en definitiva, devueltos a la actualidad en unos tiempos en los que tanto se habla, y con mucha razón, del despoblamiento y el consiguiente agravio hacia el desprotegido universo rural.